Viernes, 19 de julio del 2013 Jordi Forcada (Barcelona)

Leo un reportaje en EL PERIÓDICO y me alegro de que por fin alguien se preocupe por el tejido comercial centenario en Barcelona. Regento un negocio que fundó mi bisabuelo en 1875. Cuatro generaciones al servicio de Barcelona. Una entrega total que se verá frustrada, si Dios no lo remedia, en diciembre del 2014, gracias a los políticos, la LAU y la ignorancia del Ayuntamiento, que solo quieren que se abra en festivos para generar beneficios millonarios. Pero ¿quién abrirá si los comercios emblemáticos desaparecemos? ¿Las macrosuperficies, los outlets? ¿Quieren ciudades vacías de trato personal y tiendas frías con escaparates lujosos en cuatro calles concretas? Cuando llegue el declive del turismo habrá desaparecido el comercio de proximidad. Algún responsable municipal debería pasar un día en cualquiera de estos comercios y ver lo que busca el cliente. Señores gobernantes, salven a ese cliente. Los comerciantes ya nos salvaremos solos. Estamos acostumbrados a sobrevivir luchando.

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