Catalunya y España son como dos niños que se pelean por un mismo juguete sin pensar que pueden compartirlo. La situación no podría ser más ridícula. La presencia de la política en cualquier aspecto cotidiano convierte cualquier hecho en una excusa para discutir. ¿Y si, en vez de discutir, empezásemos a buscar soluciones? Sé que es fácil decirlo y que muchísima gente considera la independencia como la solución a la crisis financiera y política actual. Pero ¿soy la única que ve que eso solo puede ser el principio de los problemas? Basta de defender una Catalunya libre de opresiones españolas. ¿Por qué nos ofrecen una Catalunya lliure y no una Catalunya pròspera? Por otro lado, sin embargo, ¿por qué el Gobierno teme tanto a la consulta? Si el pueblo se queja de la opresión y manifiesta su ansia de libertad ¿cómo mejorará la situación la censura y la prohibición? Y temo el 10-N; tengo miedo de que tanta falta de previsión y organización de dos gobiernos infantiles y poco abiertos de mente respecto al oponente pongan en riesgo el futuro de personas que, como yo y tantas otras, quieren llevar una vida normal sin tener que pensar constantemente en las repercusiones políticas de cada decisión que tomen o cada opinión que compartan.
Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí
Envía una carta del lector, opina sobre la actualidad y haznos llegar testimonios, denuncias y sugerencias para publicar en la edición impresa y en la web.
MOVILIDAD - Alessandro Malfatti (Barcelona)
SERVEIS - Enric Alfonso (Salou)
BARCELONA - José María Mateo (Santa Coloma)
ACTUALIDAD - Pablo Fuentes (Valladolid)
POLÍTICA - Antoni Tort (Barcelona)