Miércoles, 20 de agosto del 2014 Rafael Senra (Barcelona)

Mira por dónde, Pujol lanza acciones legales y jurisdiccionales contra la banca andorrana por posible vulneración del secreto bancario que, según el exhonorable, estaba obligada contractualmente a salvaguardar. Difícil de entender que pueda considerarse secreto protegible algo que el individuo que se queja ha puesto en conocimiento público personalmente, con lo que obviamente lo que era secreto deja de serlo porque él mismo, presionado o no por la inminencia de su conocimiento público, así lo decide. Y es cuando menos cínico que quien teóricamente representó y defendió los intereses de los catalanes desde la más alta instancia pretenda que la banca le proteja para que los ciudadanos no se enteren de que su expresident, en el ejercicio del cargo, predicaba las virtudes de la ética y la honradez mientras se embolsaba dineros y negociaba con fondos (las cargas fiscales evadidas) que no eran suyos, sino de aquellos a quienes decía representar y a los que daba lecciones de ética y moral. Mira por dónde, Pujol pretende que la culpable de que conozcamos la verdad autoconfesada de su evasión de impuestos es la entidad bancaria, y que debe resarcirle por ello, o lo que es lo mismo, el exhonorable postula que los bancos se conviertan en encubridores y cómplices de la defraudación de las arcas públicas, esto es, de los recursos para atender las necesidades del colectivo social. Todo ello pese a que el Tribunal Constitucional ha reiterado que la "intimidad económica" no es protegible jurídicamente cuando se trata de ocultar bienes o ganancias a las administraciones y eludir así las obligaciones fiscales. Mira por dónde, Pujol afirma que en 30 años no tuvo ni un momento para cumplir con sus obligaciones legales y, sin embargo, ahora se mueve con agilidad de pantera para que sus abogados actúen. Mira por dónde, miembros de su partido y otros adláteres dicen que bueno, que sí, que comparezca ante el Parlament, pero que no nos encarnicemos con él, que hizo mucho por Catalunya. Mira por dónde no voy a hacerles ni puñetero caso.

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