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SANIDAD

Carta de un médico de Atención Primaria: Cuando la realidad supera la ficción

Martes, 29 de diciembre del 2015 Francisco Marín (Viladecans)

Lunes, 9.15 horas. Nos hemos preparado mal. ¿Quién iba a pensar que tendríamos, a finales de diciembre, en plenas fiestas navideñas, las consultas tan llenas. Y no es problema de un aumento en la afluencia de los pacientes, de la población que requiere nuestros servicios; siendo honestos, han venido menos pacientes a las consultas que en cualquier otro momento del año (si excluimos, claro está, el mes de agosto). Ni siquiera es un problema de planificación. El descanso, en forma de vacaciones, afortunadamente, es un derecho que, a día de hoy, no genera controversia. Todos tenemos derecho a descansar junto a los nuestros algunos días (que no todos) de las fiestas navideñas. Y nuestros directivos, con el personal de que disponen, han hecho verdaderos malabarismos para no dejar desguarnecidas nuestras consultas. Y entonces, ¿Qué ha fallado? ¿Quizá que no se cubren las vacaciones de los compañeros? ¿Quizá que las listas de espera "pesan" más que trabajar con el necesario tiempo para hacer bien aquello que sabemos hacer?

Lunes, 11.15 horas. Acabo de visitar a una paciente: dolor abdominal. Pero no lo veo claro, no tiene ningún criterio que requiera de un diagnóstico rápido. Probablemente 'solo' se trate de piedras en la vesícula. No se va a morir de esto. No debiera, al menos, pero solicito una ecografía abdominal para salir de dudas. Y hago pasar al siguiente paciente. Y al siguiente. Y a un tercero. Unos 20 minutos después, me llaman del mostrador de abajo. Al parecer, cuando la paciente ha ido a programar su ecografía, y le han dado para dentro de 6 meses. Buscando una solución para esta incongruencia, me ha llamado. Estaba visitando a otra persona. Y me ha costado resituarme, frenar mi estrés, mi aceleración ya de serie, y acordarme de la paciente con el dolor abdominal. "Vale, luego hablo con el radiólogo a ver si podemos hacer algo al respecto". He de deciros que tenemos un santo varón como radiólogo: acepta cualquier extra que le caiga. De hecho, debería haber visitado a 12-15 pacientes esa mañana (qué menos que 15-20 minutos para una ecografía como Dios manda), y ya va por 22.

Lunes, 12.14 horas. Una paciente que padece del hombro, y con la que hemos probado analgésicos a mansalva, sigue con sus molestias. Pienso que se trata de un problema de reeducación postural. Le entrego unas hojas informativas, pero la derivo al servicio de rehabilitación para una valoración completa y correcta; no sea que algún tendón, a fuerza de inflamarse, se haya calcificado o, peor, roto su trayecto. Unos 25 minutos después, la paciente viene a mi puerta. Le han dado para dentro de 4 meses. "¡No puede ser! A la madre de mi pareja, que vive en Barcelona, en el barrio de Gràcia, por un problema similar, fue derivada a rehabilitación, y no tardaron más de 3 semanas en verla".  Seguramente, mi paciente irá viniendo cada 2-3 semanas. Siempre por dolor, por no poder mover su hombro como debiera. Y yo deberé ir buscando soluciones. Total, solo serán 2 visitas al mes, por término medio; multiplicado por 4 meses, seran 8 visitas. Y yo sin poder solucionarle el problema. "Ya inventaremos algo" me digo. Pero no acabo de creérmelo.

Además, está el tema laboral, ¿Qué hago con la paciente? ¿La mantengo de baja 4 meses? ¿Me 'arriesgo' a enviarla a trabajar con dolor, sin haber sido valorada por el servicio de rehabilitación? En muchas ocasiones, este problema se resuelve solo. Muchas personas, por la precariedad de los contratos actuales, no pueden permitirse una baja tan larga (ni siquiera una de pocos días), porque saben que van a la calle en cuanto dejen de acudir al trabajo, aunque de forma justificada, más de dos o tres días. Creo recordar que mi paciente lleva años trabajando en el mismo sitio. Espero que sea fija o indefinida, al menos.

Lunes, 14.17 horas. La última visita sale de la consulta. Aprovecho para revisar cosas pendientes. Y mis ojos se detienen en la fecha. No me había dado cuenta, es día 28 de diciembre. Y todo esto ha sido una inocentada, ¿verdad? Sí, seguro que ha sido eso, porque no puede ser real una situación así. Me niego a creer que sea el día a día de los pacientes de cualquier centro de salud.

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