¿Puede hacerse arte desde el propio dolor? Seguramente el arte puede redimirnos de ese dolor, y podemos vencer el miedo a comunicar nuestra propia experiencia. He visto, en el Centre Cívic Urgell, en la exposición colectiva Brots d’art, la experiencia personal de un grupo de seis artistas anónimos transformarse, crecer, gritar y convertirse en arte. Nos llaman, desde los colores y la imaginación, realista o no, a la trascendencia, la emoción y la belleza. Me hacen pensar que, pese a todo, puede haber belleza y grandeza para comunicar y compartir el propio mundo interior, y transformarlo en arte.
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