En otro piso vive una familia numerosa extranjera en donde tener la música a todo trapo es lo más normal del mundo. Abajo hay un establecimiento hostelero en donde toda la noche es un continuo jolgorio.Tengo otros vecinos con inumerables obras con el consiguiente trasiego de operarios y materiales. Tambíen hay un apartamento turistico en donde por lo general se hospedan familias interesadas en la vida cultural y vacacional en Barcelona, por lo general muy correctas y amables. De hecho, se quejan del ruido de la finca. Y, en los rarísimos casos de excesos por su parte, se vuelven a su país de origen a los tres o cuatro días de estancia. Por lo que a mí respecta, bienvenidos sean los turistas.
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