Lunes, 14 de abril del 2014 Irene van den Bossche (Barcelona)

A mí también me atropelló una bicicleta en Barcelona. Desde hace un mes voy coja. El ciclista, un adulto, pasó sobre mi pie. Yo solía hacer deporte, iba al trabajo a pie, me movía caminando o en metro. Ahora necesito hacer ejercicios de rehabilitación en el agua, ir al fisioterapeuta, y en casa hacer ejercicios especiales para el tobillo y ponerme hielo en el pie. Los ciclistas urbanos en general saben montarse en una bici pero no saben ir en un vehículo llamado bicicleta. Hay que educarlos y examinarlos, exigirles cumplir las normas de circulación, que lleven casco y matrícula, que sigan el sentido de las flechas en sus circuitos, que usen el timbre para avisar, que miren a su derecha e izquierda y no vayan lanzados esquivando peatones. Los peatones, en las aceras, tenemos derecho a cambiar nuestro rumbo, podemos girarnos para ver un escaparate o saludar a un amigo, pararnos, dirigirnos a un banco para sentarnos, y las bicicletas no cuentan con ello.

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