Soy un catalán contrario a la independencia. Creo que estoy en mi derecho y que mi posición es legítima. De la misma forma que la de otro catalán que esté a favor lo es también. Ante esto, es evidente que tenemos un problema. Este se ha abordado de forma errónea y, debido a que se ha tomado el camino equivocado, estoy seguro de que no solo no van a conseguir la independencia de Catalunya, sino que se lo van a dejar mal a los independentistas del futuro. No obstante, diga lo que diga el ministro Margallo, nada es eterno. España, tal como la conocemos, tampoco lo será. Sin que nadie tenga que renunciar a ninguna postura, ilusión ni sueño, ahora que es nuestro momento en la Historia, deberíamos estar a la altura. Tenemos hoy y aquí una lucha titánica: conseguir el bienestar, la felicidad y una vida más justa para nuestras familias y para la sociedad en la que vivimos. ¿Independencia? ¿Y ahora?
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