Esa es la esencia de la democracia. Pero en estas elecciones, que, pese a que se intentan vender como plebiscitarias en realidad son parlamentarias, ya que no hay una circunscripción única, los votos de Lleida valdrán casi el doble que los de Barcelona. Esto ya es grave en cualquier elección, ya que provoca una sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas, pero en las próximas puede ser sangrante, ya que los partidarios de Junts pel Sí se han apresurado a afirmar que una mayoría de escaños sería suficiente para declarar la independencia. Puede suceder que un grupo de diputados que represente a poco más del 20% de la ciudadanía decida por todos nosotros. Por eso están hurtando el debate, reduciéndolo a cuestiones viscerales en vez de racionales, y a eslóganes simplones que dejan para un 'després' sin definir respuestas a cuestiones concretas y urgentes que son las que preocupan a los catalanes: trabajo, sanidad, enseñanza, corrupción... Pero todo sea por la patria.
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