Vivimos en este país una situación insólita. El Estado español ha arrinconado desde hace tiempo su mejor activo: Catalunya, la parte más rica y productiva del Estado, la que aporta mas riqueza en forma de impuestos es en la que menos se invierte. Si juzgáramos esta situación en términos empresariales es evidente que los accionistas despedirían fulminantemente al director general. Un ejemplo: ¿cómo se entiende que una infraestructura como el corredor mediterráneo esté empantanada? Si se hubiera invertido adecuadamente en ella ¿cuánto habría crecido el PIB español? ¿Cuánta riqueza y cuántos puestos de trabajo se hubieran creado? No se entiende que España maltrate así a una parte de su territorio cuando lo que necesita es potenciar la economía para salir de la grave situación en que está. Solo puedo entenderlo si el Gobierno español del PP se deja llevar por impulsos ancestrales y no por la racionalidad. No es extraño que esta parte de España quiera despedir a su Gobierno y fundar una empresa más rentable para sus accionistas, o sea, sus ciudadanos. Porque cuando a alguien se le está ahogando, solo le queda una opción: escaparse. Está muy claro que España necesita un reset y que el botón de reseteado lo va a pulsar Catalunya.
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