¿Quién es
Sergio Massa?

La astucia y el milagro 'interruptus' de un
camaleón político

¿Quién es
Sergio Massa?

La astucia y el milagro 'interruptus' de un
camaleón político

Por Abel Gilbert

Sergio Massa tenía un sueño cumplido a medias: acariciar la presidencia de Argentina. Pero tras el revés de las urnas con la victoria del ultra Javier Milei, esa aspiración se ha evaporado. Con un origen político conservador y un constante cambio de posiciones, este peronista de 51 años realizó una proeza electoral al llegar a la segunda vuelta siendo el ministro de Economía de un país con una inflación del 140% y una emergencia social que no cesa. El miedo a Milei y la impericia de su rival le permitieron reunir apoyos de distintas vertientes. Pero han sido insuficientes.

Hijo de inmigrantes italianos

Massa nació en 1972 y se crio en la periferia bonaerense. Su madre, ama de casa, y su padre, pequeño empresario de la construcción, huyeron de Italia tras la Segunda Guerra Mundial siendo niños. Su vida no está marcada por los pesares ni las excentricidades de su rival en las urnas. Lo suyo es más bien el cálculo.

Su carrera política ha sido tan precoz como sostenida, escalón tras escalón, siempre marcada por la astucia y el sentido de la oportunidad que dictaron los reacomodamientos. Ascendió con su sonrisa imperturbable hasta llegar al punto que tanto anhelaba y que no siempre fue tomado en serio: competir por la presidencia argentina.

La Ucedé, origen neoliberal

En 1990, un año bisagra entre la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, el joven Massa supo que su lugar estaba entre los vencedores de la Guerra Fría y comenzó a avanzar posiciones en la Unión de Centro Democrático (Ucedé), la fuerza más derechista de Argentina. Llegó a ser el número dos de ese partido en la provincia de Buenos Aires. Con ese pedigrí comenzó a estudiar Derecho. Tardaría 22 años en graduarse. En el medio, mudó numerosas veces de piel política.

Con Carlos Menem

La Ucedé llegó al poder sin ganar las elecciones. En 1989 asumió la presidencia el peronista Carlos Menem y el partido del excapitán Álvaro Alsogaray se ofreció como sostén programático. Menem lanzó un plan de privatizaciones de bienes estatales y abrazó el credo neoliberal. Y pronto acabó devorando a la misma Ucedé. Massa cambió de filas antes del naufragio. A los 22 años, encontró la oportunidad de avanzar en su carrera de la mano del sindicalista Luis Barrionuevo.

La madrina de Massa fue a partir de ese momento Graciela Caamaño, la esposa de aquel dirigente conocido entonces por su llamada a "dejar de robar por los próximos dos años". Su próximo padrino fue el cantante Palito Ortega, a quien Menem había nombrado al frente del Ministerio de Acción Social.

Carlos Menem y Palito Ortega.

Carlos Menem y Palito Ortega.

La era de los Kirchner

El 10 de marzo de 2001, Massa se casó con Malena Galmarini, tras cinco años de convivencia. Menem estuvo en la boda. El país se acercaba a su gran explosión social, la de diciembre de ese año. La caída del Gobierno de Fernando de la Rúa abrió las puertas para el retorno del peronismo al poder, ya sin su pátina neoliberal. Y si el peronismo siempre cambia, Massa también podía. El senador Eduardo Duhalde había asumido como presidente interino. La ministra de Trabajo, Caamaño, le llevó a trabajar a la Seguridad Social. Su trabajo con los pensionistas llamó la atención por su eficacia al mandatario entrante y desconocido: Néstor Kirchner. Massa volvió a reacomodarse políticamente. Gracias a su gestión comenzó a ser conocido.

Jefatura de Gabinete

En 2007 compitió exitosamente por la alcaldía de la localidad bonaerense de Tigre para comenzar un proyecto personal de construcción territorial.

A mediados de 2008, Cristina Fernández de Kirchner se enfrentó con el universo agropecuario. La disputa por la renta de la soja supuso finalmente una derrota para la presidenta, quien perdió en ese fragor a su jefe de ministros y actual presidente, Alberto Fernández. Massa, por entonces un kirchnerista de baja intensidad, fue llamado a ocupar ese cargo.

Su nombre estaba todos los días en las portadas de los diarios. Néstor Kirchner recelaba de él y sus ambiciones. Su esposa valoraba la juventud y las ganas. Banqueros, empresarios y grandes medios no tardaron en advertir su desempeño. Hasta tuvo un imitador televisivo. Duró un año en el cargo. Se fue con un aura de notoriedad.

Su primer intento personal

"Kirchner es un monstruo y un psicópata". Massa no ahorró descalificaciones hacia el expresidente durante una reunión con la embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez. Los cables de Wikileaks revelan hasta qué punto se distanciaba del Gobierno. El cable diplomático consignaba que el alcalde de Tigre no creía en las posibilidades del kirchnerismo en 2011. La ruptura con la presidenta tuvo lugar en 2013 cuando abandonó el oficialismo y le derrotó en las urnas en las elecciones parlamentarias.

Frente Renovador

Compitió en las presidenciales de 2015 como cabeza del Frente Renovador, creyendo que el impulso victorioso se repetiría en las urnas. Alberto Fernández fue su jefe de campaña. Quedó tercero. Era el tiempo del centroderecha encarnado por el magnate Mauricio Macri. Massa fue un temprano interlocutor del Gobierno emergente y no perdía oportunidad de abjurar de su pasado kirchnerista. Pero pronto rompió lanzas con el macrismo. El mandatario le llamó "ventajita" por su presunta predisposición de la oportunidad.

Reencuentro con Cristina Kirchner

El peronismo se unió en 2019 para impedir la reelección de Macri. Fernández fue ungido candidato a presidente por Cristina Kirchner, y Massa, quien había trastabillado en sus intentos electorales individuales, volvió al redil. Causó cierta sorpresa verlo abrazarse con los antiguos adversarios. Massa volvió a demostrar su capacidad de transformación.

Sostiene Diego Genoud, autor de Massa, el arribista del poder, que el actual candidato presidencial había pasado en 2019, "sin escalas, de actuar como verdugo de Cristina a ser el jefe a medida que Macri soñaba para el peronismo, para después regresar diluido al útero materno del cristinismo". Como parte de la nueva alianza, fue nombrado presidente de la Cámara de Diputados.

Ministro de Economía

El Frente de Todos naufragó pandemia mediante por las desavenencias de sus principales referentes. Martín Guzmán abandonó el Ministerio de Economía tras haber cerrado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La crisis era de tal gravedad que se presagió la caída de Gobierno. Y ahí apareció Massa para hacerse cargo de la cartera. "Siempre pendiente de las presidenciales que vienen, siempre obsesivo con cualquier hueco que se abre en el poder, Massa fue el único que mostró voluntad y trabajo para asumir las riendas del Gobierno en medio de la pelea de los Fernández", señala su biógrafo. No pudo domar la inflación, del 140% anual. Tampoco reducir la pobreza, del 40%, ni el precio del dólar.

El abrazo de Lula, Petro y Sánchez

Massa logró el apoyo de expresidentes latinoamericanos, entre ellos José Mujica, Michele Bachelet y Ernesto Samper, y de otros en activo como Luiz Inácio Lula da Silva, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro. Desde España llegaron los respaldos de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. Casi la totalidad del campo cultural, desde escritores a músicos, pasando por gestores, cineastas y actores, salieron a pedir el voto por Massa. Los clubes de fútbol hicieron lo propio, temerosos de quedar aplastados por las leyes absolutas del mercado. Hasta algunos medios de comunicación llamaron a votar "contra Milei", una manera oblicua de avalar las aspiraciones del peronista como "mal menor".

La candidatura más osada

"Sigue siendo misterioso cómo Massa puede atravesar el incendio económico con su traje planchado", señaló Walter Curia, columnista del diario Perfil. A pesar de tamañas adversidades, ganó la primera vuelta de las elecciones y apabulló a Milei en el último debate televisivo.

Puede reivindicar a Rudy Giulani, conocido por su mano dura en Manhattan y, al mismo tiempo, el juicio a los excomandantes de la dictadura. Tiene aceitadas relaciones con Washington pero no dudó en buscar cobijo en Pekín cuando la crisis avanzaba con fuerza. Aunque reivindica el "gran camino del medio", puede ladearse hacia la derecha o tener gestos progresistas. Pero todos estos giros no le han servido en la segunda vuelta y se ha quedado a 11 puntos de su rival en las urnas. Muchos se preguntan cuándo se conocerá su nuevo ardid.

Un reportaje de EL PERIÓDICO
Textos: Abel Gilbert