Un muro de contención contra los recortes

La comisión de presupuestos de la Eurocámara se ha convertido en la primera línea de defensa para garantizar unas cuentas públicas europeas ambiciosas
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  Un muro de contención contra los recortes

S i por muchos Estados miembros fuera, el presupuesto de la Unión Europea quedaría limitado a la mínima expresión. En los últimos años Europa ha vivido batallas memorables entorno a cuánto y cómo debe gastar la unión. La última, hace cuatro años durante una cumbre maratoniana que se prolongó durante 26 horas y que se cerró con un hachazo del 3,5% en los fondos del marco presupuestario 2014-2020. Era el objetivo de los países contribuyentes netos –desde Holanda hasta Alemania, Suecia o Austria– pero muy especialmente del Reino Unido de David Cameron que se marchó de aquella cita como el gran triunfador apenas tres semanas después de prometer el referéndum del brexit.

El presupuesto es, sin duda alguna, la ley más importante que negocia cada año cualquier gobierno. Sin cuentas públicas para financiar políticas y proyectos no se movería ningún país, ninguna región ni tan siquiera el más pequeño de los ayuntamientos. Y lo mismo ocurre en la Unión Europea, aunque la batalla política a este nivel pase mucho más desapercibida para el ciudadano de a pie. Una negociación en la que el Parlamento Europeo tiene mucho que decir. No en vano forma parte junto al Consejo –que representa los intereses de los gobiernos– de la Autoridad Presupuestaria Europea y desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa tiene poder aprobar o tumbar las cuentas. 

La primera línea de acción se sitúa en la comisión de presupuestos, encargada de examinar, debatir y enmendar todas las propuestas relacionadas con el presupuesto europeo. Aunque la Eurocámara nunca hasta ahora ha ejercido el derecho de veto, los rifi-rafes son muy habituales. La eurodiputada socialista y coordinadora de su grupo en la comisión de presupuestos, Eider Gardiazabal, lo explica así: “Al Consejo le cuesta reconocer que el Parlamento es autoridad presupuestaria lo mismo que ellos. Muchas veces intentan cerrar un acuerdo entre ellos y no cuentan con el vigesimonoveno que somos nosotros. Pero al final siempre conseguimos mover algo”, asegura.

NEGOCIACIONES PRESUPUESTARIAS

La liturgia siempre es la misma. En primer lugar se define el marco financiero por un período no inferior a cinco años (el que está actualmente en vigor es de siete años) en largas y complicaciones negociaciones y a partir de ese techo los 28 negocian cada año el presupuesto anual en base a una propuesta que presenta la Comisión Europea en la segunda mitad del año. El Consejo siempre es partidario de recortar y la Eurocámara de aumentar. Se abre entonces un arduo tira y afloja que habitualmente se prolonga durante varios meses y que suele terminar en los llamados comités de conciliación y a altas horas de la madrugada.

Es lo que ocurrió de nuevo a finales del año pasado con las cuentas públicas de 2017 que se cerraron, para satisfacción de los responsables del presupuesto en la Eurocámara, con un ligero aumento en los fondos destinados a la garantía juvenil, el empleo o los refugiados tras numerosos trílogos y tres comités de conciliación. Y es lo que previsiblemente ocurrirá también este año con el presupuesto de 2018. La comisión de presupuestos se pronunciará este seis de marzo sobre un documento con las líneas generales que ha preparado el conservador rumano Siegfried Muresan y que ha recibido 272 enmiendas.

“El que todo el trabajo del año se materialice en tres o cuatro programas que aumentan nos parece poco pero si el Parlamento no estuviera ahí y no tuviera una posición cerrada probablemente el Consejo recortaría más de lo que recorta. Servimos un poco de muro de contención”, explica Gardiazabal. Su opinión es compartida por un alto funcionario de la Comisión Europea de la dirección general de presupuestos que admite que sin la oposición de la Eurocámara los gobiernos reducirían siempre sus propuestas.

Al igual que su grupo, Gardiazabal está satisfecha con el sobre de 500 millones de euros arrancado a los gobiernos para impulsar el empleo juvenil este año, los 200 millones adicionales para pymes, innovación o infraestructuras y los fondos extra para refugiados, pero reconoce, lo mismo que la mayoría de los grupos políticos de la cámara, que el presupuesto es limitadísimo para todas las políticas de las que se encarga la UE. “Es evidente que depende de la óptica con la que se mire pero es insuficiente. Es alrededor del 1% del PIB europeo mientras que el presupuesto federal de Estados Unidos es del 20%. Hacemos maravillas pero evidentemente no llega. Cada vez se le pide más a la UE pero no se le dota de presupuesto para ello”, se queja citando los escasos recursos dedicados a montar el servicio diplomático o a la acogida de refugiados.

REVISIÓN DEL MARCO FINANCIERO

Durante la negociación del último marco financiero, la Eurocámara logró arrancar a los gobiernos europeos el compromiso de revisarlo a medio camino. El momento ha llegado y ese será otro de los expedientes sobre la mesa este año. Cada año la UE se ve obligada a echar mano del dinero de la reserva para financiar crisis imprevistas. Ocurrió hace cuatro años cuando la Eurocámara rompió negociaciones con el Consejo hasta que no aceptaron pagar facturas impagadas para reembolsar pagos como las becas Erasmus y la búsqueda de fondos para garantizar recursos en el capítulo migratorio ha sido constante.

El sistema es poco flexible y permeable a cambios y la comisión de presupuestos intentará arrancar este año nuevos fondos. Bruselas presentó en septiembre pasado su propuesta con una oferta de 6.000 millones más hasta 2020. Un dinero extra para financiar el nuevo servicio de guardacostas europeos, la ampliación del fondo de inversión Juncker o los programas de apoyo a los jóvenes. Italia consideró la oferta de insuficiente y poco flexible, y la oferta está bloqueada en la mesa del Consejo. “Con la crisis que ha habido y el reto de la seguridad, la defensa europea o el plan de desempleo juvenil vemos que necesitamos más dinero para el período 2017-2020. No es posible financiarlo con restos de líneas presupuestarias. Hace falta una revisión de verdad y aumentar los programas”, advierte la socialista sobre un debate que marcará estos próximos meses.

FUTURO PRESUPUESTO Y MÁS RECURSOS PROPIOS

Otro de los grandes debates que marcarán el año en la comisión de presupuestos será el del nuevo marco presupuestario, que entrará en vigor a partir del 2020 por un período (todavía no está claro) de cinco o siete años. Bruselas debe presentar su propuesta a finales de año y la comisión de presupuestos ya ha empezado a trabajar en un informe de iniciativa propia que marque el terreno.

"El problema es que el presupuesto actual no sirve para afrontar los retos a los que se enfrenta la UE. Todos los grandes retos –cambio climático, defensa, control de fronteras, seguridad, refugiados…– suponen una parte muy pequeña del presupuesto y es muy difícil mover el gasto", estima Gregory Claeys, analista del think tank Bruegel que lamenta el hecho de que los gobiernos sigan sin ver el beneficio que puede ofrecer el presupuesto europeo. “Los Estados miembros son muy cortos de miras porque solo cuentan cuánto ponen y cuánto reciben y no se dan cuenta de que el dinero gastado en otro país también puede tener beneficios”, lamenta.

Vinculado a este debate, la comisión de presupuestos abordará este año otro debate de igual calado: el de los recursos propios, que plasmarán en un informe de iniciativa tras el análisis inicial realizado por el grupo de trabajo liderado por el ex primer ministro italiano Mario Monti. El presupuesto de la UE se financia por medio de tres vías: derechos de aduana y cotizaciones por el azúcar, ingresos procedentes del IVA, y contribuciones de los Estados miembros en función de la prosperidad de cada país. “Básicamente se trata de cómo aumentar los recursos propios dentro del presupuesto en detrimento de las aportaciones de los Estados miembros. Tiene mucha carga política”, explica el eurodiputado de ErC y miembro de la comisión de presupuestos desde enero, Jordi Solé, sobre un expediente que califica de “muy político".

EL IMPACTO DEL BREXIT

Pero todavía más si cabe lo será el impacto del brexit. La salida de Reino Unido de la UE tendrá un impacto económico claro –Bruselas cifra en 60.000 millones la factura que Londres tendrá que pagar por marcharse del club– y aunque la comisión de presupuestos no será el foro central de discusión es evidente que estará sobre la mesa aunque Claeys sostiene que hay tiempo para negociar y que la principal repercusión atañe al futuro marco presupuestario ya que Reino Unido es contribuyente neto.

"Si Reino Unido se va en 2019, antes de que termine el marco financiero, habrá una diferencia. Si con 27 tenemos el mismo presupuesto que con 28 significa que los 27 tendrán que aportar un poco más”, añade Solé. De momento, la comisión de presupuestos ya se ha puesto manos a la obra. "Hemos tenido ya un debate general sobre cuál puede ser el impacto y vamos a trabajar en un pequeño documento de consumo interno para ver en qué programas participa, cuánto debe", explica Gardiazabal.

La agenda este año también incluye el plan exterior de inversiones, destinado a reforzar la inversión en los países de la vecindad este y Africa , así como la revisión del reglamento financiero, un expediente muy técnico pero clave porque fija las reglas aplicables al presupuesto europeo para conseguir que sea más simple y flexible. Le ruego que se vuelva a leer su llibro blanco y vuelva a pensarse su proyecto y que permita alcanzar lo que realmente se necesita.