El recuerdo más doloroso (e imborrable) de Nagore Robles

La colaboradora de Mediaset se ha tatuado el nombre de su perrete en la muñeca.

Nagore Robles con un traje violeta
Nagore Robles con un traje violeta / Victor J Blanco

No hay nada que nos guste más que ver a Nagore Robles sonriéndole a la vida. La colaboradora de Mediaset parece haberlo pasado fatal con su ruptura con Sandra Barneda, su pareja durante años y probablemente el amor de su vida. Con ella vivió infinidad de momentos y, claro, es lógico pensar que, cada vez que se acuerde de ella o haya ocasión de coincidir por los platós de Mediaset, acabe por llorar a lágrima viva. Vaya, que ambas son el ejemplo perfecto de las parejas que se aman y que, como no funciona, deben dejarlo... Y eso es mucho más duro que si hubiera odio o cuernos mediante.

El caso es que siempre se han defendido mutuamente, más ella a Sandra que viceversa, y el caso lo vimos hace unos días. Concretamente, cuando se publicaron unas imágenes de Sandra Barneda con la que parece que puede ser su nueva novia, la exbailarina de la National Opera Ballet Pascalle Paerel. Entonces, Nagore dijo que no había "personas incorrectas y ninguna relación es una pérdida de tiempo; o te dan lo que querías o te enseñan lo que necesitabas". No sabemos si fue una especie de dardo encubierto, pero tenemos más que claro que es una de esas frases que marcan, para tatuarse.

Debido a que Nagore tiene muy claro qué es lo que le ha ayudado a seguir hacia adelante a pesar de este batacazo, ha optado por, precisamente, tatuarse ese recuerdo y lo ha hecho con un motivo muy especial. Nash, su perrete, ese que siempre le ha acompañado y que le ha dado los correspondientes mimitos en sus momentos más bajos, no solo está en carne y hueso en su pisito de soltera de Madrid, sino que también lo hace en la muñeca de su dueña.

Así lo ha compartido la propia colaboradora a través de redes sociales, utilizando Instagram como ventana al mundo y a su repertorio de gestos de dolor con cada una de las letras que conforman el nombre de su mascota. "Me prometí que no volvería a tatuarme jamás, pues va a ser que hay promesas que merece la pena romperlas. Como me dijo una amiga, no es que no tenga palabra, es que estamos en continuo movimiento, así que seguimos andando", ha escrito Nagore en esta publicación.

En ella se la puede ver estirando le "pata" delante del tatuador y mordiéndose los labios (no precisamente de gusto, sino de miedo y dolor), mientras la aguja iba penetrando la tinta que le acompañará para siempre en su muñeca. A pesar de ser un tatuaje pequeñito, no cabe duda de que siempre será uno de los favoritos de Nagore y siempre lo tendrá a mano (nótese la ironía) en cualquier momento que necesite la compañía que solo puede dar un animal.

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