Cristina Pedroche y su vamos de paseo, pi pi pi con la poli

Tranquis, que no se la han llevado presa ni nada.

Cristina Pedroche en la presentación del programa 1000 de Zapeando
Cristina Pedroche en la presentación del programa 1000 de Zapeando / GSR

Cosas raras nos han pasado a todos pero raras de contárselas a alguien y que te mire raro o ni se lo crea. Si se escribiera un libro con las anécdotas más bizarras de la gente sería una buena lectura para echarse unas risas. En 'Zapeando', eso de reírse les va rodado y lo de contar anécdotas también. En uno de los programas han estado hablando de unos jóvenes que quedaron atrapados en la nieve y que llamaron a la policía para que les rescatara. A raíz de esa situación, los colaboradores han contado sus estropicios con el coche. Aunque sin duda, el de Cristina Pedroche (29) ha sido de lo mejorcito. Eso sí, nada grave.

Todo ha venido por la anécdota de Frank Blanco. El presentador ha reconocido que en sus años mozos se fue a Barcelona en coche y después de un poco de desfase le llevaron a casa. A la mañana siguiente hizo que alguien le llevara a la "zona" (porque no se acordaba donde lo había dejado)

A esta anécdota, Cristina Pedroche le ha preguntado que por qué no llamó a la policía. Frank ha flipado con la pregunta de la colaboradora que ha reconocido que una vez lo hizo. Está claro que lo suyo es dar la campanada allá donde va. Cristina ha contado que una vez fue a Chueca con el coche para ir a una reunión, y ahí se lió todo.

Una vez aparcado, puso el GPS para llegar al lugar donde estaba citada con tan mala fortuna que, ni se había fijado en el camino, ni el navegador había guardado la ruta. Así que cuando terminó empezó a dar paseos por el barrio madrileño para intentar dar con su coche. Sin éxito, claro.

Menos mal que pasaba por allí un coche patrulla y Cristina, ni corta ni perezosa, les contó lo que le había pasado. La colaboradora dice que fueron tan majos que le pidieron la matrícula y mientras ellos lo buscaban la dejaron en un bar (sufriendo...) y al regresar con la ubicación se ofrecieron a llevarla hasta allí.

Eso sí, Cristina cuenta que cuando se puso en la parte trasera del coche patrulla se agobió un poco. Primero por la fama que tiene esa parte de los coches de policía (¡arrestada!) y luego porque no tenía puertas ni nada para salir. Afortunadamente el sitio quedaba cerca y la pobre pudo recuperar su coche.

Si quieres echarte unas risas con más anécdotas al volante, por aquí te dejamos el trocito de programa.

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