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Ada Colau:
“Queremos recuperar el espíritu de Cerdà”

Alcaldesa de Barcelona
Ada Colau
Alcaldesa de Barcelona

Queremos recuperar el espíritu de Cerdà

En qué pensamos cuando pensamos en una ciudad? Durante mucho tiempo, seguro que lo primero que nos venía a la cabeza eran grandes edificios, muchos y muy altos, con coches por todas partes y personas adultas que iban y venían muy atareadas del trabajo.

Pero esta es la idea de las ciudades que se tenía en el siglo XX: no puede ser así, ni lo será, en el siglo XXI. Es necesario darle la vuelta. De hecho, el proyecto de ciudad de Ildefons Cerdà, del cual nos sentimos tan orgullosas en nuestra ciudad, ya estaba pensado para disponer de mucho espacio público, que promoviera la salud, la igualdad y el bienestar de los vecinos y vecinas.


Durante décadas, la especulación y la movilidad pública desvirtuaron este proyecto. El resultado es que en Barcelona circulan 6.000 coches por kilómetro cuadrado, de manera que es la ciudad europea con la densidad de vehículos más elevada: ¡el doble de coches que en Madrid y más del triple de los que circulan en Londres! Con los problemas de salud que esto genera.


Y con una distribución del espacio muy poco democrática: la mayor parte está dedicada a la circulación de vehículos y al aparcamiento, a pesar de que la gran parte de desplazamientos se hacen caminando, en bicicleta o en transporte público.


Por esto queremos recuperar el espíritu de Cerdà y construir una ciudad más saludable, más sostenible y con más bienestar para todo el mundo. Esto es Superilla Barcelona.


Superilla Barcelona es un cambio de los protagonistas: de los vehículos a la gente, pero también de los adultos a los niños, la gente mayor, las mujeres, la diversidad funcional...


Superilla Barcelona es una transformación global, de todos los barrios, que pretende transformar el Eixample, pero que no se limita, ni mucho menos, al Eixample, sino que incluye todos y cada uno de los distritos y barrios.


Superilla Barcelona es, en resumen, un nuevo modelo de ciudad que pasa por recuperar el espacio público para la gente, pacificar el tráfico, mejorar el transporte público y ampliar los parques y jardines de la ciudad. Es decir, reconquistar la ciudad para las personas.


Y todo ello también contribuye a hacer de Barcelona una ciudad más competitiva económicamente. Porque si apostamos por el transporte público mejoramos el aire pero también reindustrializamos los polígonos. Porque cuando generamos zonas para peatones, estimulamos el comercio local, como ha demostrado la Superilla de Sant Antoni, que le ha permitido encabezar la recuperación económica en la salida de la pandemia. El modelo Superilla Barcelona ya es una referencia internacional. Y esta transformación Barcelona no la hace sola. Hoy, de Nueva York a París, pasando por Londres, Chicago o Milán, todas las grandes ciudades punteras internacionalmente llevan a cabo transformaciones urbanas similares.


Es el sentido de los tiempos, y es el sentido mayoritario de la ciudadanía: hoy, ocho de cada diez ciudadanos de Barcelona quieren más espacio para el peatón. La ciudad llena de coches y humo es el pasado. La ciudad de las personas es el futuro. Barcelona está llevando a cabo un importante salto adelante, y como en toda gran transformación que hemos vivido, esto implicará un periodo de reformas.


Somos conscientes de que el proceso de cambio siempre genera incomodidades, pero el resultado –lo sabemos bien de otros momentos históricos– vale la pena. Tenemos una nueva ciudad por ganar.