LUIS HERNÁNDEZ

Presidente de Grespania

"El problema no es la demanda sino la subida de los costes energéticos"

POR ARMANDO HUERTA

Amante del mar y bisnieto del hombre que montó la primera fábrica de azulejos en Alcora, estudió ingeniería industrial y en 1976, después de años en distintas responsabilidades en Siemens y en Banco Urquijo, fundó Grespania. Su padre, propietario de Azulejos Sanchís, confió en él y apoyó su proyecto para crear una nueva empresa más moderna en producto y más ambiciosa en exportación. Hoy la cerámica de Grespania se vende en casi todos los países del mundo.

Denuncia la escalada de precios en la energía y lamenta que su grupo, que pagaba 30 millones al año por la luz y el gas, pague ahora 80.
ARMANDO HUERTA. Castellón –¿En qué medida les afecta el alza en las tarifas de la energía?

–Es tremendo. El precio del gas natural se ha multiplicado por seis. La energía eléctrica ha llevado una evolución muy similar: ha multiplicado su precio por más de cinco. Y esta incidencia en empresas de nuestro grupo como Euroatomizado, que es más intensiva en el consumo de energía, es mayor. Hace un año, nuestro grupo podía pagar por la energía unos 30 millones de euros al año. De mantenerse esta tendencia, esto puede convertirse en un gasto anual de 80 millones.

–¿Amenaza esta subida de precios a la estabilidad del sector?

–Para las empresas de menor tamaño y que están en una situación delicada, va a ser un golpe financiero importante. No se puede fabricar en estos momentos a estos precios. Si esta situación se prolonga tiempo, el sector cerámico va a verse muy amenazado. Va a haber empresas fabricantes de cerámica que se vean abocadas a reducciones drásticas de la actividad.

–¿Está hablando de posibles ajustes de plantilla?

-Evidentemente.

"Empresas de cerámica se verán abocadas a reducciones drásticas de actividad"

–Habrá que buscar soluciones entonces. Tras su denuncia y la del sector, ¿qué decisiones cabe esperar del Gobierno?

–No creo que el Gobierno sea capaz de encontrar ninguna solución. Ya se ha visto que los intentos que ha hecho de abaratar el precio de la energía eléctrica han sido inútiles. Una parte del problema -hay que reconocerlo también- es internacional. Otra parte ha sido imprevisión en los últimos tiempos en cuanto a abastecimiento de fuentes energéticas. Ha habido una política enormemente equivocada por parte de la Unión Europea en cuanto a abastecimiento de gas natural, en concreto, y en cuanto a los derechos de emisiones de CO2. Todo eso nos ha llevado a la situación crítica en la que estamos.

–Y entonces...

–Yo creo que el mercado, en lo posible, se va a ajustar a la situación actual. Ya sea mediante subida de precios o mediante reducciones de producción en ciertos momentos, que llevan siempre aparejadas expedientes de regulación o cancelaciones de contratos. Realmente yo creo que esa será la solución.

–Entiendo que el sector buscará repercutir todos estos mayores costes en los precios del producto...

-No. Aparte de la incidencia tan brutal sobre los costes, está la imposibilidad de que los precios de venta de nuestros productos sigan ese incremento de costes porque por los acuerdos y contratos firmados, por la simple emisión de la tarifa y su aplicación posterior, existe un desfase entre la incidencia del coste y la recuperación vía precios.

–No obstante, y aunque parezca paradójico, el sector está despegando en volumen de negocio, ¿no?

–Sí. El problema que vive hoy el sector no es un problema de demanda, es un problema de costes de producción. Unos costes de producción que no puede repercutir con la rapidez necesaria en los precios de venta. Como muchos sectores, estamos viviendo una inflación de costes, pero la demanda no está fallando. Después de la pandemia hubo una recuperación muy fuerte de las ventas y cuando llegó la crisis energética, el sector estaba fabricando a plena capacidad. Las ventas estaban creciendo a un ritmo de más del 30%.

"No creo que el Gobierno sea capaz de encontrar ninguna solución al problema de la luz"

–Y, en concreto, ¿cómo le están yendo los números este año a Grespania?

–Hay una evidente contradicción, la que supone que estemos creciendo a nivel de grupo del orden de un 35% en cifra de negocio y que, en cambio, esto no vaya acompañado de un crecimiento de la rentabilidad debido, como antes decía, a la brusca incidencia de los costes energéticos. Esta situación no se había dado nunca. La consecuencia es que, pese al crecimiento del 35%, prácticamente vamos a repetir el EBITDA que tuvimos en 2020.

–Crecen en facturación respecto al 2020, ¿también respecto a 2019?

–Como grupo, prevemos cerrar este año con una facturación consolidada de unos 270 millones de euros. En 2019 fue casi de 240 millones. O sea, tenemos un crecimiento respecto a 2019 y mucho más fuerte con respecto a 2020, en el que nuestras empresas redujeron la producción por la pandemia y facturaron unos 209 millones.

Luis Hernández, en la fábrica de Grespania en Castellón de la Plana
Fotografía: Manolo Nebot

–Pese a los estragos, el sector español del azulejo es fuerte y está bien considerado en el mundo...

–Sí. Realmente ya el año pasado nuestra industria recuperó el pulso comercial con un crecimiento importante. El sector cerámico español ha demostrado ser muy competitivo a nivel mundial y muy innovador en producto. Los productos españoles de cerámica están muy bien considerados a nivel de calidad y de diseño en todo el mundo.

–España es uno de los mayores exportadores mundiales de azulejo, ¿cómo les está afectando el encarecimiento del transporte marítimo internacional?

–El sector español exporta por barco a muchas partes del mundo, pero también exporta por camión a la Unión Europea, que en conjunto es nuestro principal cliente. Por el tipo de calidad con que fabricamos en Grespania, tenemos una incidencia mayor en Europa que el resto del sector, pero nosotros exportamos a todo el mundo. Casi no hay país donde no estemos exportando en este momento, pero es verdad que el transporte marítimo se ha encarecido mucho y que ese encarecimiento varía de una zona a otra. Por ejemplo, hay destinos como Estados Unidos donde el coste del flete de un contenedor se ha multiplicado por cinco.

–Y eso retrae el negocio, claro.

–Hay clientes que frenan sus compras o las retrasan esperando que los fletes bajen. Y también ha sido importante la incidencia de los fletes en la importación. Nosotros importamos materias primas de Turquía, Rumanía, Ucrania, etc. Importamos muchas toneladas de arcilla, de feldespatos,... y ahí el precio de los fletes en algunos orígenes se ha duplicado. La incidencia es diferente según las rutas. Calculo que hemos sufrido en torno a un 30% de encarecimiento en los costes de importación de materias primas.

–A Grespania le impacta más el coste de importación...

–Evidentemente. La exportación, no. Porque nosotros en la exportación vendemos franco fábrica. El que paga el flete es el importador. Aunque es verdad que, lógicamente, esto puede erosionar la exportación al hacer el producto menos competitivo por el efecto del transporte.

–¿Y esto mejorará pronto?

–Es una especulación, pero creo que van a ir reduciéndose los precios a medida que el comercio se normalice, los contenedores se reubiquen y haya más oferta de tonelaje para los graneles. Ya se nota algo, aunque nunca volverán los precios a la situación inicial.

–¿Qué porcentaje de su producción exporta Grespania y cuáles son hoy sus principales mercados?

–De las tres empresas que conforman el grupo (Grespania, Esmaltes y Euroatomizado), la más exportadora es Grespania, que exporta un 75% de su producción y vende un 25% en el mercado nacional. Por el tipo de producto que nosotros hacemos, que es un producto de calidad elevada y en el que el diseño es muy importante, nos dirigimos más a países de economías avanzadas. Es decir, Unión Europea, EE.UU. y Canadá, aunque esto no quiere decir que seamos también exportadores fuertes en algunos países asiáticos, africanos y sudamericanos.

–¿Hay alguna zona geográfica del mundo que crea que deba ser de crecimiento estratégico para Grespania en los próximos años?

–Nosotros lo que nos planteamos es intensificar nuestra actividad en los países donde ya estamos. Vemos muchas más posibilidades de crecer, mediante una organización comercial y un marketing adecuados, en países de la Unión Europea, Japón, Corea, Estados Unidos y Canadá. Ahí es donde queremos profundizar más.

–El sector ha vivido un proceso de concentración en los últimos años, y Grespania ha protagonizado algunas operaciones, ¿tienen ahora algún movimiento en cartera?

–Las hemos protagonizado, pero en el momento actual no lo vemos. Confiamos más en el crecimiento interno y en la diversificación de actividades que en la adquisición de otras empresas que hacen lo mismo que nosotros.

–¿Qué debemos entender por diversificación en este caso?

–Tenemos interés en diversificar en el mercado que conocemos; lo cual no tiene por qué ser productos cerámicos, puede ser otros campos. Nuestro campo es la renovación de la vivienda o la construcción y, especialmente, todo lo que son recubrimientos. Ahí es donde queremos diversificar.

–Ustedes fabrican productos cerámicos, pero han ido creando o absorbiendo sociedades que se dedican a la producción de pasta, esmaltes cerámicos, láminas...

–Sí, pero no buscamos una integración vertical al cien por cien. Las sociedades que tenemos en el campo del polvo atomizado o del esmalte son sociedades en las que nosotros como clientes representamos poco. Nuestra intención, realmente, es que estas sociedades sean rentables, actúen en el mercado cerámico nacional e internacional, y no sean dependientes de nosotros. Esa es la estrategia. Vimos en ellas una oportunidad de negocio, y pura y simplemente la estamos aprovechando. Adquirimos el 75% del capital de Euroatomizado, en el que estábamos desde su fundación con mucha menor proporción, y consolidamos también una mayoría en Esmaltes, donde también éramos accionistas, pero minoritarios.

–Hace justo un mes concluyó la Cumbre del Clima en Glasgow, ¿qué hace Grespania para reducir su impacto medioambiental?

–En eficiencia energética, hay mucho por hacer, pero no hay que olvidar que la cerámica es totalmente dependiente del gas natural como fuente de energía. Puedes reducir el consumo; puedes implantar técnicas como la cogeneración -nosotros tenemos 30 megavatios de cogeneración-; puedes instalar energía fotovoltaica, como vamos a hacer en la cubierta de varias plantas, pero en estos momentos no hay para la cerámica una fuente energética alternativa al gas natural.

–España debería redoblar sus esfuerzos por las energías renovables y el hidrógeno verde, ¿no?

–Lo que tienen que hacer los gobiernos europeos no es declaraciones altisonantes sobre el medio ambiente, deberían poner los medios. Tiene que hacerse una inversión fortísima en el estudio de energías alternativas y sobre cómo producirlas, que es lo que está haciendo EE.UU. con la fusión nuclear. Los gobiernos europeos se han limitado a poner un impuesto sobre el consumo de energía, que utilizan en beneficio propio, pero no están invirtiendo en investigación y en desarrollar fuentes alternativas.

–¿Habla del hidrógeno verde?

–El hidrógeno verde está en sus inicios, no es competitivo aún fabricarlo por electrólisis, no hay redes de distribución y crear una red de gasoductos para ello se tarda años y requiere inversiones muy fuertes. Nadie las está planificando, pero todos hablan de ello. Es una pura hipocresía.

–La innovación es consustancial a la evolución histórica de Grespania, ¿en qué se concreta?

–En dos aspectos: en la innovación de producto y en la mejora medioambiental, precisamente. La innovación de producto siempre da lugar a una innovación tecnológica. Si uno quiere producir un producto novedoso, tiene que recurrir muchas veces a técnicas distintas de las que tiene instaladas. Lo último ha sido la lámina de gran tamaño para la que hemos tenido que montar una industria 4.0 nueva porque no podíamos fabricarla con la tecnología que teníamos. Nuestra esencia ha sido siempre ser innovadores, hacer cosas que los demás no hacían todavía

En cifras:
  • 209 M FACTURACIÓN
  • 27,3 M EBITDA
  • 3 FÁBRICAS
  • 5 FILIALES EN EUROPA
  • 75% EXPORTACIÓN
  • 880 EMPLEADOS

Datos: 2020

EN CLAVE PERSONAL

Un regatista de competición

El amor que Luis Hernández siente por el mar ha alimentado, toda su vida, su pasión por las regatas de competición. Empezó con un bote de remos cuando tenía 13 años, pasó luego a la vela ligera y después a la vela de crucero.

“Mi barco ha estado presente en la Copa del Rey, en la Copa de España, en regatas sociales de aquí, de Valencia, de Castellón”, recuerda.

Y aunque, en un alarde de modestia, omite sus éxitos, preguntado por el periodista, confiesa haber ganado el campeonato autonómico, la regata del Desafío Español y la regata Costa Azahar, entre otras.

Siempre ha sido deportista, aunque “ahora por la edad lo soy menos”. Al tenis también ha jugado hasta hace poco, “ahora soy senderista”.

La lectura es otra de sus pasiones. Le gustan autores como Ramon J. Sender, Arturo Barea o Thomas Mann, y otros como Clarín o Pérez Galdós. Aunque reconoce que la historia es lo que “últimamente” más le interesa. Detesta que algunos quieran reescribir la historia a nivel político.

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