Cuatro décadas de normalización lingüística

Por Ernest Alós
Diseño, ilustraciones e infografías:
Andrea Zúniga

Solo un mes antes de que EL PERIÓDICO DE CATALUNYA saliera a la calle, en octubre de 1978, había empezado el primer curso escolar en que las escuelas tenían la obligación de ofrecer una asignatura de lengua catalana. El curso anterior, solo 171.465 alumnos (el 14% de la población en edad escolar) tenían una clase de catalán gracias a que, desde 1975, era legal incorporar de forma “experimental” una asignatura de las “lenguas nativas” de diversas regiones de España. Precisamente la primera portada del diario informaba del traspaso de las competencias educativas a la Generalitat.

Primera portada de EL PERIÓDICO.

Primera portada de EL PERIÓDICO.

Pero convertir la escuela en la herramienta para normalizar la situación del catalán tras 40 años de silencio no sería fácil: en ese año, el 48% de los profesores ni siquiera sabía hablar catalán.

De las iniciativas voluntaristas, el catalán en la escuela pasó a ser el instrumento básico de la política lingüística de la Generalitat restaurada. En 1989, el 100% de escolares ya tenían asignatura de catalán, y el 16% en el régimen de inmersión iniciado en 1983. En 1992, 72% de alumnos de primaria tenían el catalán como lengua vehicular. Y a partir de la ley de política lingüística, en 1998 esa pasa a ser la situación normal. Teóricamente, una extensión de la inmersión. En la práctica, se ha evolucionado hacia un modelo multilingüe (en 2014, el 57% de centros enseñaban alguna materia en lengua distinta del castellano) y la práctica diaria no siempre corresponde a la teórica. En una encuesta de 2021 el 39% de alumnos de cuatro de ESO decían hablar en catalán ‘nunca, pocas veces o solo a veces’ con el profesor y el 15,4% se dirigía al grupo en catalán “nunca o pocas veces”. En estas generaciones se empiezan a detectar síntomas de retroceso del uso cotidiano.

Pero el resultado de 40 años de escuela en catalán es innegable en términos de incremento del conocimiento. Aunque la aportación de nueva población hace que las cifras absolutas queden matizadas en porcentaje sobre un total de población creciente. En 1986 decían hablar catalán 3,7 millones de catalanes, de una población de 5,9 millones. En 2022, 6,5 millones (y hacerlo bien, 5,6 millones) de una población de 7,7 millones.

El núcleo duro de hablantes habituales del catalán se ha mantenido estable y con un incremento leve y constante gracias a que la transmisión intergeneracional ha favorecido la adopción del catalán, y no la deserción lingüística.

Pero si ampliamos la visión, aunque el bilingüismo sea señalado por muchos como la antesala de la desaparición, la realidad es que el hecho de que el 47% de la población use el catalán de forma habitual u ocasional aunque no sea su lengua de origen familiar es lo que explica el incremento de todos los indicadores de uso de la lengua.

Y en los próximos 45 años...

Nicolau Dols: "El catalán se salvará si es una lengua necesaria para vivir aquí"

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Ernest Alós
Diseño e ilustraciones:
Andrea Zúniga
Coordinación:
Rafa Julve, Ricard Gràcia y Iosu de la Torre