Un túnel con la salida cada vez más cercana

Por Beatriz Pérez
Diseño e infografías: Andrea Zúniga / Francisco J. Moya

En la década de 1970, dos investigadores norteamericanos, Michael Bishop y Harold Varmus, descubrieron la existencia de oncogenes: genes que estaban en el origen del cáncer. Este descubrimiento, de gran significación para el conocimiento de los mecanismos que conducen al desarrollo de los tumores cancerosos, les valió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1989. Los oncogenes son genes que sufrieron una mutación y que tienen el potencial de causar cáncer.

El descubrimiento de Bishop y Varmus en 1974 se sumaba al de justo una década antes, cuando en 1964, el director de Salud Pública de Estados Unidos, Luther Terry, revolucionaba la lucha contra el cáncer al publicar el primer informe oficial sobre las consecuencias del tabaco en la salud. Desde aquel año, el número de fumadores en EEUU ha descendido un 59%, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades del país.

El descubrimiento de los genes BRCA1 y BRCA2 en 1994 y 1995 (años en que se consiguieron aislar) puso el foco en la predisposición genética para el cáncer de mama. Esto ha llevado a la práctica la prevención oncológica, así como al desarrollo de pruebas genéticas, cada vez más sofisticadas, para conocer los pacientes con más riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer de mama.

Pero si un tratamiento está mejorando la supervivencia del cáncer es la inmunoterapia. En 2013, la revista 'Science' la consideró el avance científico del año. "Ha comenzado un nuevo capítulo en la investigación y el tratamiento del cáncer", señalaba entonces la revista. La inmunoterapia utiliza sustancias producidas por el cuerpo o en un laboratorio para mejorar el sistema inmunitario y ayudar al cuerpo a encontrar y destruir las células cancerosas. En otras palabras: esta terapia consiste en ayudar al sistema inmunitario a combatir el cáncer.

Todos estos avances han hecho que la supervivencia en el cáncer haya mejorado significativamente en los últimos años. En España, entre los periodos 2002-2007 y 2008-2013 mejoró para la mayoría de los tipos de tumores, incluso en los de peor pronóstico, como recoge un estudio de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan), publicado en 2022 en la revista 'Cancers'. Así, entre estos dos periodos, la supervivencia a cinco años se incrementó un 3,3% en hombres y un 2,5% en mujeres. "Estas mejoras de supervivencia para la mayoría de grupos de cáncer pueden estar relacionadas con factores muy diversos, incluido un diagnóstico más temprano y mejores opciones de tratamiento", subrayaban los investigadores.

En concreto, se observó muy buen pronóstico para los cánceres de tiroides, próstata, testículo, mama femenina, melanoma cutáneo y linfoma de Hodgkin, todos ellos con supervivencias a cinco años superiores al 80%, y que representan el 29% de todos los casos de cáncer en España. Otros cánceres frecuentes, como los de colon, recto, vejiga o útero, también presentan buen pronóstico, al situarse la supervivencia a cinco años entre el 60 y el 79%. Por el contrario, los cánceres de páncreas, esófago, pulmón e hígado presentaron expectativas menores del 20%, si bien con mejoraron entre los dos periodos, posiblemente debido a los avances en el diagnóstico y los tratamientos.

Y en los próximos 45 años...

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Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Beatriz Pérez
Diseño e ilustraciones:
Andrea Zúniga, Francisco J. Moya
Coordinación:
Rafa Julve, Alex R. Fischer y Iosu de la Torre