Bomberas en parques de hombres

De la falta de tallaje femenino y vestuarios a problemas de conciliación: las políticas de igualdad topan contra una estructura masculina

Texto e imágenes: Clara Soto Garreta
Infografía y vídeo: Martha Jordan

"¿Cuántas de nosotras hemos tenido que escuchar que estamos robando el trabajo a un padre de familia? ¿O que nos hemos quedado con la plaza de un opositor masculino porque recibimos un trato de favor en las pruebas físicas? ¿O que al ser mujeres no sabemos conducir el camión?", se pregunta Genciana Meneses en un mensaje que envía a sus compañeras en los Bombers de la Generalitat. Cuestiones que son en realidad ejemplos de los micromachismos que sufren algunas de las bomberas. Genciana, de la promoción de 2008, participa como asesora en la Comissió del Pla d’Igualtat de los cuerpos de emergencias y seguridad. 

Genciana Meneses en una práctica del equipo femenino de excarcelación 'Tallem pel dret'.

Genciana Meneses en una práctica del equipo femenino de excarcelación 'Tallem pel dret'.

"Desde la incorporación de bomberas al cuerpo, hace 24 años, la Generalitat ha trabajado muy poco para su normalización", denuncia Genciana. Actualmente, sigue siendo un oficio extraordinariamente masculinizado, donde el 97,2% son hombres.

Ante este desequilibrio, y a raíz de la aplicación del Real Decreto 901/2020 del 13 de octubre -que obliga a las empresas a trabajar para alcanzar la igualdad-, la Generalitat empezó a tomar medidas para contrarrestarlo. Algunas de ellas ya se conocen: por ejemplo, la reserva del 40% de plazas en las próximas oposiciones. Sin embargo, con la aplicación de este mecanismo se prevé que aún en 2045 haya apenas un 35% de bomberas en el cuerpo, un porcentaje que todavía queda lejos de la representación paritaria que ambiciona el Departamento de Interior.

Genciana, que cree que estas medidas serán temporales y que se aplicarán hasta que se revierta la situación actual en el cuerpo, reclama que se tome conciencia del presente. Porque mientras se aspira a aumentar la proporción de bomberas, la realidad del 2% de mujeres dista mucho de ser igualitaria. Faltan aspectos fundamentales como regular el periodo de embarazo y lactancia de las bomberas, añadir el tallaje femenino en las próximas licitaciones de vestuario, comprar cascos de intervención talla S -hasta ahora inexistentes- o reivindicar unos vestuarios femeninos dignos. 

"El uniforme que tenemos es el de la talla pequeña de los chicos, no hay tallas femeninas, y el casco me va grande: puedo darle la vuelta sin quitármelo"
Marina Fages

Vestuarios femeninos

Marina Fages, de 32 años, es bombera de la Generalitat desde hace un año y actualmente trabaja en el parque de Lloret de Mar (La Selva) junto con otra compañera, Anna Llobet, de 45 años. Marina procede de destinos como la Seu d'Urgell, la Junquera o Roses, en los que no había vestuario para mujeres.

En Lloret de Mar hay uno desde hace solo dos años. Anna, que lleva siete años en este parque, se cambiaba antes en el de los hombres, incluso estando embarazada. El vestuario actual -si merece tal nombre- es una habitación con taquillas y una cama. Anna explica que más de una vez, al abrir la puerta, se ha encontrado a un bombero durmiendo y ha tenido que esperar a que saliera para poder cambiarse.

Anna y Marina negocian con los hombres el orden de la ducha. Cuando llega su turno, cuelga un cartel de advertencia en la puerta del vestuario masculino

Respecto a su baño, que no tiene ducha, debe compartirlo con sus compañeros, a pesar de que estos disponen también de otros dos váteres en el vestuario masculino. "No tengo ni un espacio que pueda decir que es mío", lamenta.

Al regresar de cada servicio, Anna y Marina negocian con los hombres el orden en el que van a ducharse. Cuando llega su turno, tiene que avisar y colgar un cartel en la puerta del vestuario masculino que dice: "Mujer en la ducha".

En este sentido, Genciana explica que durante la primera reunión de la Comissió d'Igualtat con todas las partes implicadas, el pasado 15 de septiembre, se plantearon tres tipologías de parques y posibles adaptaciones. Consultado por EL PERIÓDICO, el 'conseller' d'Interior, Joan Ignasi Elena, admite que se trata de una "incoherencia" - la de los propósitos de feminización en contraste con la realidad de los parques- sobre la que queda mucho trabajo por hacer.

Falta de referentes

La familia de Marina todavía guarda vídeos en los que se le ve decir, a los 4 años, que quería ser bombera. Una idea que se sacó de la cabeza al crecer por falta de "referentes femeninos". Después de trabajar de profesora de educación infantil durante un año, conoció -en un rocódromo de Girona- a María, una chica que se preparaba para ser agente rural. Y se planteó seguir ese camino. Pero después oyó un anuncio de la academia Òrbita Gironina en el que anunciaban oposiciones a Bombers. Lo tuvo claro: "Es ahora o nunca".

Anna cree que para ser bombero hacen falta ganas, pero que para ser bombera hay que tener muchas más. "Te metes en un mundo de hombres y tienes una presión añadida. Siempre habrá quien cuestione si serás capaz de hacer cosas que dan por hecho que sí podrán hacer los hombres", razona.

Anna, de la promoción de 2009, tuvo una experiencia muy desagradable en otro parque, donde un compañero de turno le hizo la vida "imposible". “¿Sabes cuando notas que alguien no te quiere ahí? Pues así me sentía yo, pero, ingenua de mí, quería gustarle a todo el mundo", aclara. Cuando cambió de parque, y se instaló en Lloret de Mar a causa del embarazo, se quitó la idea de abandonar el oficio: "Si hubiera continuado así, lo habría dejado seguro. Tuve suerte con los compañeros de este parque porque desde el primer día me hicieron sentir como una más del equipo", afirma.

Periodo de embarazo y lactancia

Anna explica que, cuando estaba embarazada tenía que ir al parque, pero "no tenía trabajo". Le adaptaron el puesto a horas lectivas, “sin nocturnidad ni peligrosidad”, de lunes a viernes. Ese mismo año, Genciana también estuvo embarazada y, después de muchas dificultades, consiguió cambiarse a un parque de bomberos más cercano a su residencia, donde permaneció también durante la lactancia: “Ellos estaban contentos con mi trabajo y yo satisfecha porque me sentía útil, pero las tareas no estaban definidas”.

Después de la lactancia, las madres bomberas pasan un proceso de reincorporación, donde tienen que superar la 'vigilancia de la salud' para comprobar si se han recuperado bien y pueden volver a estar operativas. Anna dice que: "Ya te preocupas tú de hacer esto, porque sabes lo que conlleva el trabajo”.

No son pocas las bomberas de la Generalitat que se han quedado embarazadas. Desde la comisión, explica Genciana, se trabaja para que "el hecho de ser madre no perjudique su carrera profesional, que hasta el momento lo ha hecho”.

El acceso femenino

El día 15 de septiembre se confirmó que en las próximas oposiciones se aplicará una cuota mínima del 40% sobre el total de plazas, dejando 96 plazas para las opositoras y 240 para el resto, que competirán en una carrera paralela. También se estudia cambiar alguna prueba o baremo, donde históricamente en las estadísticas ha destacado con diferencia el sexo masculino.

Los baremos de las pruebas físicas se modificaron por primera vez en 1998 y fue cuando entraron las primeras bomberas al cuerpo de la Generalitat. Esta modificación se basa en que hombres y mujeres son diferentes fisiológicamente en cuanto al tamaño corporal y la composición orgánica: menor tamaño del corazón, pulmones, musculatura, capacidad aeróbica y anaeróbica, entre otras diferencias. En datos generales, se estima que hay una diferencia del 15% o 20% entre la fuerza y resistencia de hombres y mujeres.

Las nuevas cuotas de las oposiciones
fijan que al menos el 40% de las
plazas deben ser ocupadas por mujeres

Partiendo de esta base, para conseguir la igualdad de oportunidades en las oposiciones debe haber baremos diferenciados. "Pero el trabajo es el mismo para todos y por eso debe haber unos mínimos que aseguren que los bomberos y las bomberas son competentes", comenta Genciana.

Sobre esta cuestión, Anna opina que "si entran más mujeres en el cuerpo, la situación de las bomberas en los parques mejorará a la fuerza", a pesar de no sentirse del todo conforme con la medida de las cuotas. Por su lado, Marina sostiene que "cuantas más mujeres haya, más diversidad y riqueza tendrá Bombers para ayudar a la sociedad". Una opinión que Genciana también comparte: "Cuando los dos sexos se unen por un trabajo común, que es el servicio a la ciudadanía, se crea una magia que nos hace grandes, mejores y más profesionales". "Quizá esta medida no sea la más justa, ni será la mejor solución, pero ayudará a correr en vez de caminar”, opina.