El Gobierno se propone encontrar un equilibrio entre usos sociales y económicos del litoral y la defensa del medio ambiente y pide asumir que algunas playas cambiarán.

· Un reportaje de Guillem Costa
· Infografías de Ramon Curto

¿Qué se debe hacer con nuestras playas? ¿Es mejor apostar por infraestructuras rígidas como diques y paseos marítimos de cemento o es preferible renaturalizar las costas para adaptarlas al cambio climático?
El Ministerio para la Transición Ecológica, competente en la materia, asegura que se debe escuchar a la ciencia y encontrar un equilibrio entre mantener actividades económicas y funciones sociales de la playa y su dinámica natural.
"Para poder disfrutar de los usos públicos del litoral, debemos preservar el medio ambiente", afirma Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, en declaraciones a EL PERIÓDICO. "Sabemos que dentro de 20 años las playas serán distintas, puesto que el nivel del mar subirá", explica Morán. "Este conocimiento nos permite decidir dónde es urgente actuar", añade.

Morán admite que no se puede actuar a la vez en todas partes y reconoce que se deberá "asumir que algunas playas se modificarán".
Una de las posibilidades, después de los efectos de un temporal, es restaurar la ribera del mar con arena, al mismo tiempo que se custodia la costa para evitar que esta arena sea engullida de nuevo.
"La arena es un recurso finito y escaso", sostiene el secretario de Estado, argumentando por qué no se podrán realizar estas aportaciones en todos los municipios que lo pidan.
A día de hoy, el ministerio tiene en marcha 90 proyectos para asegurar el futuro de las playas, 8 de ellos en Catalunya. El objetivo es evitar las acciones a corto plazo y abordar la renaturalización de estos espacios de forma pausada, para no someter a la economía a un cambio abrupto.

¿Pero de qué depende que las playas pierdan arena?

Este es un ejemplo de playa larga llena de vegetación. Podría haber dunas, árboles o simplemente una gran cantidad de arena.

Ante un temporal, en una playa como esta, la arena disipa la fuerza de las olas.

Por lo tanto, no desaparece tanta arena y es más fácil que vuelva con las dinámicas naturales.

Aquí, en cambio, hay una estructura rígida, ya sea un paseo o un dique. El efecto de las olas es distinto.

La fuerza del oleaje rebota contra la estructura y el mar se traga mucha más arena que ante una playa larga y custodiada por las dunas y la arena.

"Aparecen los taludes y es más difícil que la arena reaparezca por la dinámica natural", explica Agustín Sánchez Arcilla, director del laboratorio de ingeniería marítima de la UPC y autor de un estudio sobre la vulnerabilidad de la costa catalana.

Otras causas

No solo el tipo de playa influye en las consecuencias de un temporal sobre los paseos, chiringuitos, casas de primera línea o las vías del tren (en el caso del Maresme).
Los puertos deportivos existentes a lo largo de toda la costa condicionan los movimientos de arena ante un temporal tanto de levante como de 'garbí'.

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BLANES 02/04/2024

Playa de Badalona. 02/04/2024

Playa de Badalona. 02/04/2024

Estado de un tramo de playa en Montgat. 2/4/2024

Estado de un tramo de playa en Montgat. 2/4/2024

Playa de Sant Sebastià en Sitges. 31/3/2024

Playa de Sant Sebastià en Sitges. 31/3/2024

Playa de Montgat Nord. 2/4/2024

Playa de Montgat Nord. 2/4/2024

Escolleras perpendiculares

Las escolleras de los puertos, a menudo perpendiculares a la costa, condicionan la dinámica natural de la arena. "Sin su existencia, en muchas ocasiones, la arena se repondría en las playas con el tiempo, a medida que se sucedieran varios episodios", detalla Sánchez Arcilla. Pero estas estructuras impiden estos movimientos que irían compensando la situación.

Sin construcciones, el oleaja movería la arena mar adentro, mar afuera, hacia el norte o hacia el sur, pero de forma más o menos equitativa.

Las playas, aunque fuesen largas y sin estructuras rígidas, perderían arena.

Pero las corrientes marinas no generarían los desequilibrios que observamos hoy.

Los puertos se adentran en el mar y provocan la acumulación de arena en el lado norte, cuando el temporal sopla de noreste o levante.

En cambio, en el sur del puerto, como sucede por ejemplo en Mataró, las playas quedan prácticamente borradas.

Cuatro posibles soluciones

Aportaciones de arena

Esta es la medida estrella que reclaman muchos ayuntamientos. Sin embargo, es una de las más difíciles de viabilizar. "La arena es uno de los recursos naturales más escasos y cada vez hay más demanda", cuenta Morán. Ante este escenario, el ministerio apuesta por regenerar con arena junto a un proyecto a medio plazo que evite que el gasto en arena sea en vano. "Es lo mismo que reparar cada año un paseo marítimo que se destroza durante cada invierno", comenta el secretario de Estado de Medio Ambiente.

Aportaciones de arena

Esta es la medida estrella que reclaman muchos ayuntamientos. Sin embargo, es una de las más difíciles de viabilizar. "La arena es uno de los recursos naturales más escasos y cada vez hay más demanda", cuenta Morán. Ante este escenario, el ministerio apuesta por regenerar con arena junto a un proyecto a medio plazo que evite que el gasto en arena sea en vano. "Es lo mismo que reparar cada año un paseo marítimo que se destroza durante cada invierno", comenta el secretario de Estado de Medio Ambiente.

Protecciones y escolleras

Las escolleras submarinas sirven para rebajar la fuerza del oleaje y evitar que impacte contra la línea de costa. "Tienen sentido cuando son horizontales y en zonas donde realmente hagan una función clara", considera Sánchez Arcilla.

Renaturalizar

Tanto para los expertos consultados como para el ministerio y la Generalitat, esta es la solución óptima. No obstante, no se puede aplicar de un día para otro. "No puedes romper de la noche a la mañana la capacidad de desarrollo de actividad económica de un municipio, a menudo muy vinculado al turismo de sol y playa. Pero tampoco es viable estar años y años aportando arena", precisa Morán, sugiriendo una transición hacia un modelo más naturalizado.

Guijarros o praderas

Otra opción que se ha planteado y no se ha puesto en práctica es reponer las playas con guijarros en lugar de hacerlo con arena. Estas piedras resisten mejor los impactos del oleaje.

Lo que sí se empieza a promover es plantar el alga Cymodocea nodosa
formando praderas marinas que mitiguen las olas.

Múltiples frentes

"Debido a la acción del oleaje presente y futuro, será difícil proteger toda la costa simultáneamente", avisa Nadia Pinardi, doctora en Física Aplicada por la Universidad de Harvard y oceanógrafa en la Universidad de Boloña. Por esta razón, Pinardi coordina el proyecto CoastPredict, que proporciona pronósticos útiles para establecer riesgos y decidir qué actuaciones priorizar. Un discurso que coincide con las intenciones del Gobierno, que pretende basarse en este tipo de estudios para seguir desarrollando proyectos de defensa de la costa. Morán subraya que incluso países como Holanda, que han basado su sostén en ganarle la partida al mar, están readaptando su modelo de defensa para modelarlo al cambio climático.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Guillem Costa
Diseño e infografía:
Ramon Curto
Fotografías:
Zowy Voeten
Coordinación:
Rafa Julve