Años de apartamento,
carretera y manta

En 1978 estaba a punto de empezar una nueva década para España de apertura y modernidad, y también de consolidación de la actividad turística y de tímido crecimiento de los viajes al extranjero, entonces reservados a una minoría. Los ciudadanos de a pie no solían comprar billetes de avión y lo más habitual era lo de ir a la playa o a la montaña los fines de semana, con lectura del diario bajo sombrilla incluida, y vacaciones de cercanía. Otros con visión de futuro apostaban por "ir al terreno", cimientos virtuales de futura casa de los sueños. En verano, las vacaciones eran de las de ir al pueblo o al apartamento, de carretera y manta y dispendios controlados. Crecían rápido los Segur de Calafell, Cunit, Salou, Calella o Lloret en la costa catalana. Y en España las zonas costeras eran promesa de transformación turística. En el 78 llegaron 39 millones de turistas. Parecían muchos, pero hoy parece cifra de risa frente a los 126 millones de 2019.

EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE VISITANTES QUE VIENEN A ESPAÑA

(En millones de turistas)

El coche era en esos años todavía símbolo de independencia y medio adecuado para atravesar las españas por carreteras poco transitadas y sin aire acondicionado. Y sin móviles, lo que obligaba a buscar hospedaje rápido al llegar la noche, sin reservas. Eran tiempos los finales de los 70 de crecimiento del campismo y las pensiones modestas. También había hotelazos y viajes exóticos, pero para los menos o en días muy contados del calendario.

Los viajes se hacían casi siempre vía agencia en el caso de familias afortunadas y el pago a plazos era argumento comercial recurrente, como atestigua la prensa de entonces. En torno a 12.000 pesetas de la época por cuatro días en una capital europea era un monto no apto para todos, con pesetas devaluadas en los bolsillos. Las 80.000 pesetas de un pasaje de avión a Brasil en el 78 era un indudable lujo. Frente a esa posibilidad, lo de Perpignan o Andorra era ya lo más, especialmente para los amantes de comprar mantequilla en lata, aspirinas 'a go go' y cigarrillos libres de impuestos. El Interrail era la herramienta de los jóvenes aventureros y los destinos de Tumbuctú, Cabo Norte o Estambul, metas de mochileros con reaños y ganas de dormir al raso.

PRINCIPALES PAÍSES DEL MUNDO RECEPTORES DE TURISMO

El año 78 fue el de liberalización de precios aéreos en EEUU. Ese fue el inicio de una tendencia imparable que supuso la muerte progresiva de las compañías de bandera y que ha hecho del uso del avión algo para todos los públicos 45 años después.

Las costas españolas pasaban a ser a finales de los 70 habitual destino de mayorías, turismo de masas que parecía no tener fin y el sector turístico era creador de fortunas autóctonas y referencia mundial del buen hacer en un sector estratégico para España. Pero se veía la necesidad de reinvención, desestacionalización y de atraer no solo al turista de sol y playa.

Baleares y Canarias, también la Costa del Sol, la Comunidad Valenciana y Catalunya eran objeto de desastres ecológicos de los que no se recuperarían nunca en pro de una generación de riqueza indudable. Las playas vírgenes empezaron a dejar de serlo en todas partes. La costa de principios de los 80 dejó al árbol como adorno y a los cañizares como zona de depositar escombros a la espera de recalificación.

Los finales de los 70 marcaron el inicio de una evolución hacia un turismo más diversificado. Se desarrollaron nuevas formas de hospedaje, como el turismo rural, el turismo cultural, el turismo gastronómico, el de negocios, el ferial y los viajes de compras, entre otros. Además, se ampliaron las zonas turísticas, incorporando destinos de interior y de costa menos conocidos, lo que contribuyó a descongestionar las zonas turísticas más saturadas.

El sector turístico registró en 1977 y 1978 las tasas de mayor crecimiento de los últimos 45 años, rampa de salida para un sector estratégico y base de la economía española que permitió la entrada en la Europa del euro sin tantos complejos. Prevalecían los sueños de integración completa. La moneda común allanó el camino para sentirnos europeos.

El pasado verano del 2023 ha sido de récords turísticos, con más de 10 millones de turistas internacionales en el mes de agosto, el 13,9% más que en 2022. El gasto total de los turistas internacionales que visitaron España ese mes fue de 13.529 millones, un 19,9% más que en agosto de 2022.
En el acumulado de los ocho primeros meses del 2023, España recibió 57,7 millones de llegadas, lo que supone un crecimiento del 19,6% respecto al mismo periodo del año pasado. En estos ocho meses de 2023, el gasto total fue de 73.393 millones de euros, un 24,3% más que en el mismo periodo del año pasado y un 14,9% por encima de 2019. La inflación y el alza de precios general en España no ha supuesto este verano una merma de turistas. El reto ahora y para los próximos años es mantener el atractivo como destino turístico y ser capaces de atraer a los turistas de más gasto. El turismo logrará así mantener su estatus de sector estratégico para la economía española.

Y en los próximos 45 años...

José Luis Zoreda, vicepresidente ejectutivo de Exceltur: "El turismo es un elemento clave para la prosperidad"

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Texto:
Eduardo López Alonso
Diseño e ilustraciones:
Andrea Zúniga
Coordinación:
Rafa Julve, Ricard Gràcia y Iosu de la Torre