Del olvido a la revolución

Por Laia Bonals
Diseño: Andrea Zúniga y Ramon Curto

Si hace 45 años nos dicen que las deportistas llenarían portadas y serían líderes de una revolución, muchos pensaríamos que nos estaban tomando por tontos. Pero, por suerte, la historia a veces te sorprende, y las mujeres, en su largo y tedioso camino hacia la igualdad, han conquistado muchos ámbitos, incluido el mundo del deporte.

2023 se ha convertido en el año en que el deporte femenino ha afianzado su revolución. Los años de luchas, de reivindicaciones y de protestas han culminado en la imagen de las mejores futbolistas del mundo levantando un Mundial. Nombres propios, que ahora son referentes y que los más pequeños (y los no tan pequeños) llevan estampados en sus camisetas, son conocidos por todos. Ellas son la imagen de éxito, sin embargo, antes de llegar a la cima, muchas antes han ido construyendo un mundo donde ellas pudieran sumar y triunfar.

Porque ser deportista es mucho más que competir. Va más allá. Significa ser abanderada de una causa, ser portavoz y referente. Cada triunfo, pequeño o grande, de nuestras deportistas ha permitido llegar a donde estamos ahora. Desde que Blanca Fernández Ochoa ganó la primera medalla femenina en unos JJOO (este caso de invierno), pasando por enorme palmarés de Gemma Mengual en la natación sincronizada hasta llegar a los dos Balones de Oro históricos de Alexia Putellas. Entre ellas muchas pioneras, líderes y referentes que han hecho del deporte femenino lo que es ahora.

Uno de los grandes logros del deporte femenino ha sido crear escuela. Hacer que las pequeñas accedan al deporte, derribando muros que la excluía de la práctica deportiva, ya no solo a nivel profesional, sino en las etapas de formación. Las cifras así lo avalan.

La evolución es brutal y las expectativas no pueden ser mejor: el avance es imparable. Y ellas también.

Y en los próximos 45 años...

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