A Mandy Moore se le juntan su boda y la muerte de su gata

Menudo día.

Mandy Moore con labios rojos
Mandy Moore con labios rojos / mandymoore

Mandy Moore acaba de casarse con el músico Taylor Goldsmith en una discreta boda en el jardín de su casa de Los Ángeles a la que acudieron solo un puñado de familiares y amigos cercanos, entre los que se encontraban su antiguo novio de la adolescencia Wilmer Valderrama y sus compañeros de reparto en la serie 'This Is Us' Milo Ventimiglia, Chrissy Metz y Sterling K. Brown, y a la que siguió una fiesta posterior por todo lo alto en uno de los locales más populares de la ciudad.

Lo único que consiguió ensombrecer un día por otra parte perfecto fue la inesperada muerte de su gata apenas un día antes de que la actriz tuviera que dar el 'sí quiero' a su ya marido.

"Este fin de semana ha sido una montaña rusa de emociones en todos los sentidos. A veces la vida no tiene en cuenta que tú tienes grandes planes en marcha. A veces el suelo simplemente se abre bajo tus pies. Hemos perdido a nuestra dulce Madeline de forma muy repentina este sábado por la noche y mi corazón está roto por completo", ha escrito Mandy en su cuenta de Instagram, al tiempo que explica que al menos le queda el consuelo de haber podido acompañar a su mascota y despedirse de ella. "Aún estamos en shock y tratando de procesar el dolor y la pena por esta pérdida, pero el haber podido sostenerla en mis brazos para asegurarme de que se sentía a salvo y querida mientras exhalaba su último aliento es algo que nunca olvidaré".

Según ha explicado en esa misma publicación, la gata padecía un problema cardíaco que le hacía ser propensa a la formación de una serie de coágulos que finalmente acabaron por provocarle un infarto. Pese a lo triste que se encuentra su dueña, ha intentado que la memoria de su fiel compañera sirva al menos para inspirar a otras personas a buscar a sus propios amigos peludos en los refugios de animales, al igual que hizo ella en su momento con Madeline.

"Esta pobre gata soportaba vacunas contra la alergia día sí día no, y ni pestañeaba cuando intentábamos hacerle tragar sus pastillas y justo después saltaba a nuestro regazo y se ponía a ronronear más fuerte que el motor de un coche. Nunca nos lo tuvo en cuenta... Es como si hubiera sabido que lo hacíamos por su bien. Los animales son nuestros mejores maestros. Gracias por todas esas lecciones de paciencia, responsabilidad y amor incondicional, Madeline. Te quiero, pequeña".

Como amantes de los animales, lo sentimos mucho, Mandy.

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