¿Quién dijo crisis...? Verdeliss y su marido están comiendo perdices

Y muy acaramelados.

Verdeliss defiende la lactancia materna

Verdeliss defiende la lactancia materna públicamente. 

/ INSTAGRAM

Hace unas semanas Verdeliss nos preocupaba con sus declaraciones. La youtuber estaba pasando una muy mala racha emocionalmente hablando por ciertos motivos entre los que también resaltaba los problemas en su matrimonio. "Os soy sincera, llevo unas semanas psicológicamente bastante mermada. Supongo que todos pasamos por “crisis” y esta etapa se me está haciendo complicada", escribía en Instagram.

Así que al mal tiempo buena cara y Verdeliss decidió coger a toda su tropa para ponerse rumbo a Los Ángeles con el fin de intentar dejar un poco de lado todos sus problemas. Por lo que hemos podido ver en sus redes sociales, la familia se lo ha pasado pipa y además de hacer turismo, la youtuber también atendió a sus compromisos laborales. Un dos por uno, vaya.

Pero todo lo bueno se acaba y les tocó volver a España después de sus minivacaciones... La verdad es que esto de cruzar el charco e irse bien lejos le sentó a Verdeliss de maravilla pues ya ha vuelto a ser la que ella era. ¿Y con su marido? Parece que también han arreglado sus cosillas.

Como suele hacer, la influencer enseñaba la nueva lavadora que se había comprado a todos sus seguidores, explicaba sus funciones y contaba que será la que instalen en la nueva casa. Y mientras Verdeliss hacia de las suyas por Instagram aparecía Aritz por detrás para plantarle un buen besazo.

Verdeliss y su marido

Verdeliss y su marido besándose.

/ @verdeliss / INSTAGRAM

¡Ay qué bien! Podemos respirar tranquilas sabiendo que entre Aritz y Verdeliss ya no hay crisis ni 'ná', o eso han dejado entrever públicamente. Durante todo el vídeo de stories, el marido de la influencer no dejó de achucharla y darla arrumacos como si de dos adolescentes recién enamorados se tratase. Pues nada, los seguidores de Verdeliss ya pueden apagar las alarmas de ruptura que por lo que parece la pareja está la mar de bien.

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