Deshacerte de Kevin Spacey sale caríiiiiiiisimo
Desde que saliera a la luz el relato del actor Anthony Rapp en el que le acusaba de intentar obligarle a mantener relaciones sexuales cuando tenía tan solo 14 años, el otrora respetado Kevin Spacey ha visto como su carrera se hundía en cuestión de días debido a la aparición de un sinfín de acusaciones más acerca de su comportamiento inapropiado -centradas sobre todo en el tiempo que pasó como director del teatro londinense Old Vic- y de un inoportuno comunicado público en el que al oscarizado intérprete intentó -erróneamente- desviar la atención mediática del escándalo en que estaba sumergido a su confesión de que era homosexual, un tema sobre el que nunca antes se había pronunciado.
En respuesta a su despido de la serie 'House of Cards' y al rechazo de la industria que en otros tiempos le encumbró como una de sus mayores estrellas, Spacey decidió ingresar para "someterse a evaluación y tratamiento" en el conocido centro The Meadows, en Arizona (Estados Unidos), una clínica donde ya han recibido ayuda muchas otras celebridades en relación con sus problemas de adicción al sexo, como el productor Harvey Weinstein.
Allí fue donde el actor recibió la noticia de que el cineasta Ridley Scott había decidido eliminar su participación en el filme 'All the Money in the World' en el que había dado vida al empresario John Paul Getty. La historia se centraba en el secuestro del nieto del magnate y en cómo este se negó en un primer momento a pagar el rescate que se le exigía.
A apenas un mes de su estreno, el cineasta reclutó a Christopher Plummer para sustituir a Spacey y se gastó hasta diez millones de dólares para rodar de nuevo todas las escenas en las que aparecía este último -hasta veintidós-, las cuales ha asegurado ahora que nunca llegarán a la gran pantalla. "Es muy poco probable, creo que esa versión permanecerá oculta durante un tiempo porque no quiero que salga a la luz, no sería lo correcto. Dejémoslo ahí", ha confirmado Ridley Scott al portal Entertainment Tonight.
En referencia a la encrucijada en que se encontraba el veterano director, obligado a decidir entre seguir adelante con el lanzamiento de su película tras hacerse públicos los testimonios de todos aquellos jóvenes a los que Spacey había acosado o dar el proyecto por perdido, el resto de estrellas protagonistas -Michelle Williams, que da vida a la madre del joven secuestrado, y Mark Wahlberg, que se mete en la piel de un agente de la CIA- accedieron a grabar de nuevo parte del guion sin cobrar nada a cambio, para ayudar a Scott a realizar un nuevo montaje.
Por el momento, Kevin Spacey no se ha pronunciado, ni se espera que lo haga, acerca de este nuevo varapalo, que se suma a la cancelación del Emmy honorario que estaba previsto que le entregaran en la siguiente gala de los premios y que impide que se pueda juzgar su trabajo en la que bien podría ser su última película.
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