En los supermercados de Los Ángeles no saben lo que significa "pónmelo en dos bolsas"

Parece fácil, pero no lo es.

Carmen Raya con bocadillo Cuore de sexo antes de la tercera cita
Carmen Raya con bocadillo Cuore de sexo antes de la tercera cita / INSTAGRAM

'It seems lie' (parece mentira, bilingüismo) que hace ya más de un año y medio que este 'body serrano' (cuerpo serrano, semi-bilingüismo) aterrizase en Los Ángeles para conseguir la fama y el dinero que todo aquel que llega a esta ciudad busca. Pero bueno, no os mentiré y para los que no me leéis desde el principio de mis aventuras americanasos puedo prometer y prometo que todavía no ha pasado ni lo uno ni lo otro.

Aún no me reconoce nadie por la calle (digo aún porque la esperanza es lo último que se pierde) y todavía apunto minuciosamente cada gasto que realizo en esta ciudad en un documento de Excell que da más pena que mi vida sentimental (que ya es decir) y que está lleno de números, al contrario que mi cuenta bancaria.

Y aunque no soy muy dada a revelar mi ideología política, hoy os confesaré que presumo con orgullo de ser militante del PP: Pobres y Periodistas. El único partido en el que el orden de los factores no altera el producto. Resumiendo, que en unos meses esta seré yo:

Efectivamente. Sin embargo, de momento aún puedo seguir disfrutando de una de las pocas libertades que nos está permitiendo la pandemia: ir al supermercado. Que si me llegan a decir que me iba a hacer tanta o más ilusión hacer la compra que pillar un sábado por la noche, no me lo creo. Pero bueno, 'pandemia things' (cosas de pandemia, que no cosas de casa, qué gran serie).

Total, que como embajadora española del Ministerio de Cosas que Solo Pasan en Los Estados Unidos de América y que el Gobierno de este País No Quiere que el Resto de Países Sepan, hoy me veo en la obligación de desvelar un hecho que va a cambiar vuestra percepción de la tierra donde los sueños se hacen realidad. Porque claro, en la llamada tierra de las oportunidades resulta que tienen un pequeño problema con las bolsas en los supermercados. Y bueno, eso de pequeño... yo creo que es grande, pero juzgad vosotros mismos.

Ya voy, ya voy, que siempre hay que empezar los artículos con un poquito de introducción al tema. Ah, y con un poquito de autobombo, así que aquí os dejo algunos de mis otros artículos. Leedme, que no os cuesta nada.

Así pues, y retomando el tema que nos ocupa, os lo voy a explicar con dos ejemplos. El primero es la versión española, la segunda es la americana. Comenzamos.

Versión Española (qué gran programa, por cierto)

Chica realiza compra en el supermercado. Chica se acerca a la caja a pagar. Chica pide dos bolsas. El cajero coge dos bolsas y llena cada una de las bolsas con la compra realizada por la chica.Chica coge las dos bolsas, una en cada mano (o las dos en la misma si es que ha estado yendo al gimnasio) y se va a su casa o a donde sea que quiera que vaya (yo ya ahí no me voy a meter). ¿Entendido?

O sea, decía que si entendido lo de las bolsas, aunque supongo que lo de que la chica se puede ir a donde quiera también tiene sentido. En fin, seguimos. Pasemos ahora al caso americano.

Versión 'made in USA'

Chica realiza compra en el supermercado. Chica se acerca a la caja a pagar. Chica pide dos bolsas. El cajero coge dos bolsas e introduce una dentro de la otra creando así una sola bolsa otra vez.

Sí, te lo repito, tú tranquilo. El cajero coge dos bolsas y mete una dentro de la otra creando así una sola bolsa. Vaya, que el orden en el que coloque las bolsas no altera el producto final. Chica pide dos bolsas, cajero coge dos bolsas, el cajero acaba dando a la chica dos bolsas, pero realmente es una en términos de usabilidad porque el cajero mete todo en esa sola bolsa que acaba de crear con dos bolsas.

Ya, amiga, como yo la primera vez que me pasó. Pero lo peor de todo es que ladoble bolsa con truco, como la he bautizado yo, tiene bastante lógica en una ciudad donde NADIE ANDA. "¿Y qué tendrá eso que ver con lo de las bolsas?", os preguntaréis vosotros sedientos de conocimiento. Pues aquí llega Carmen Raya, reputada analista y socióloga, para explicároslo.

Cuando alguien pide dos bolsas en un supermercado en Los Ángeles, el cajero inmediatamente piensa que es porque esa persona quiere evitar que la bolsa se rompa de camino a su coche que está aparcado en el parking de una ciudad que es lo más parecido a un polígono industrial que yo he visto en mi vida.

O sea, que por la mente del cajero no cruza en ningún momento el pensamiento de que tú lo que quieres es que [te coma el tigre] introduzca los productos en dos bolsas separadas (no una dentro de la otra) para así facilitarte la portabilidad de tu compra porque, oh sorpresa, vas a ir andando a casa.

Lo sé, tremendo. Pero claro, aquí he de decir que lo mismo la rara soy yo al llevar más de año y medio en esta ciudad sin aceras y me niego a comprarme un coche. No porque no quiera, ¿eh? Si no por lo que os comentaba del Excell y el dinero, ejem, ejem...

Pero bueno, todos tranquilos porque he trazado un plan infalible para hacerme famosa y rica que consiste en haber lanzado un programa en el que hablo con famosos desde el centro de rehabilitación en el que estoy ingresada en Malibú. O sea, ya sé que os he dicho que soy pobre (o en proceso de serlo), pero si queréis entender lo que os estoy tratando de decir, lo mejor es que os metáis en mi cuenta de Instagram los martes, jueves y sábados por la mañana y os enganchéis al 'The Latte Show con Carmen Raya'. No os arrepentiréis. O sí, pero ya será tarde.

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