Olga Moreno ya no aguanta más en 'Supervivientes' y ataca a Rocío Carrasco

Se nota y se siente que los días en Honduras están llegando a su fin. Los 'Supervivientes' ya no aguantan más en la isla y la cosa está de lo más tensita... ¿Verdad, Olga Moreno? La mujer de Antonio David Flores (46) está sensible no, lo siguiente y a poco que le digas ya está inundando los cayos con sus lágrimas. A pocos días de la final, Olga ha vuelto a marcarse un 'speech' de los suyos hablando (cómo no) de su familia. Bueno, y así como que no quiere la cosa... Ha atacado a Rocío Carrasco y su docuserie. Uy...

No es la primera vez que Olga habla de sus hijos (bueno, su hija y los de Rociito), de hecho sabemos que se ha pasado medio programa hablando de sus vidas, pero ahora nos ha dejado picuetas con estas palabras. Olga está hasta la coronilla y las ganas de meterse un cocido entre pecho y espalda pueden con ella, eso es así.

Ha sido en 'Supervivientes: Conexión Honduras' donde hemos visto soltar prenda a Olga imaginándose su reencuentro junto a Melyssa Pinto a su llegada a España: "Mi David abrazándolo, vamos, tiene que ser... Tiene que estar deseando verme. El niño ya es que es obsesión. El niño tiene que estar... Muere conmigo", el niño o sea, David Flores.

Pero no ha sido esto lo que ha hecho que Olga explote, ha sido la carta del exterior que ha recibido ella y sus compañeros por ser finalistas. La suya venía firmada por Marta López, exsuperviviente y eterna defensora...

Aunque solo es un adelanto de lo que veremos en la final... Olga no ha podido más y ha echado pestes indirectamente del documental y su prota, Rocío Carrasco (44).

"Solo quería ayudar a esos niños para que tuvieran una infancia bonita. ¡Quiero que se entere la gente! No es justo. Es un padre ejemplar. Somos buenas personas, hemos sufrido tanto, tanto, tanto... Pero si antes era fuerte, ahora más. No voy a dejar que nadie pisotee a mi gente", ha gritado OA por todo Honduras.

Y eso que no sabe que Antonio David anda de juicios y demás movidas... Cuando salga Olga, no va a saber si reír porque ya puede comer sin fin, o llorar por todo lo que se le viene.