Descubrimiento gastro en Bangkok

Bangkok es una de mis ciudades preferidas del mundo. Siempre descubro nuevas experiencias, sabores, productos… Escribo estas líneas tras pasar dos días en la ciudad, y os traigo esta vez un descubrimiento con nombre y apellido: Dej Kewkacha. Descubrí a Dej a través de su obra maestra, la cadena de bares de postres (sí sí, de postres) Kyo Bar, un concepto que nació de la prodigiosa mente de este chef tailandés de 26 años apasionado de la cultura japonesa y triunfa por Tailandia. Dej me atendió en su bar más especial para darme a probar algunos de sus postres, a los que me gustaría llamar obras de arte. Y es que Dej crea maravillas dulces que parecen esculturas y que despiertan todos los sentidos del comensal a cada mordisco. Dej es un artista, y los mejores chefs del mundo lo saben. ¡Y si no, que se lo digan a Dani García, que le invitó a la última cena de su restaurante hace unas semanas, o a David Muñoz, que visitó hace unos meses el mismo bar que yo, y publicó sus sensaciones en su Instagram mencionando al protagonista de este artículo.

En su Kyo Bar, los menús son como en un restaurante normal: puedes elegir uno, dos, o tres platos. Todos dulces, y todos sorprendentes e impresionantes. Dej aplica técnicas de la cocina molecular a sus creaciones y siempre hay una historia detrás de cada concepto y de su puesta en escena.

Os dejo imágenes de los postres que pude probar. En una de ellas, podéis apreciar su ‘xxxx’, que representa un vaso de leche volcado. En su composición, cuatro tipos de fresa: deshidratada, fresca, en mousse y granizada. Y yogur. Tres tipos de yogur: granizado, montado y en mousse. Me gustaría transmitiros la explosión de sabores al probarlo…pero creo que las palabras no me servirán de nada. Apuntaros su nombre y confiad en mí: pronto sonará en todos lados.