La moción coloca al PP ante su crisis más profunda en la 'era Rajoy'

El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo.

El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo. / periodico

Gemma Robles / Pilar Santos

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Vio la luz una importante sentencia del caso Gürtel apenas hace dos días y el PP se encuentra ya ante una de las crisis más seria y profunda de la era Rajoy. Los socialistas han registrado una moción de censura contra el Gobierno después de que un tribunal haya puesto la versión del presidente sobre la caja b de su organización y, además, haya condenado al partido como partícipe a título lucrativo de un entramado corrupto que se beneficiaba de contratación irregular con administraciones públicas. Este viernes el PSOE dio un paso relevante para tumbar al Gobierno, aunque para lograrlo tenga que contar con los votos de los independentistas y sufrir tensiones dentro de las filas socialistas o erosión política por el franco del centro-derecha.

La reacción del propio Rajoy ante la moción por parte de Pedro Sánchez, el socialista al que ha estado alabando hasta el jueves por su lealtad en la crisis con Catalunya y su apoyo con el 155, no deja lugar a dudas de cuál será el mensaje popular en los próximos días, puesto que su líder no parece tener intención de dar un paso atrás. "Presenta una moción por intereses personales aunque va contra la estabilidad necesaria en España, perjudica a la recuperación económica y es mala para el país […]. No tiene más objetivo que ser presidente a cualquier precio y con quien sea… ¡cualquier día le veremos pactando con Puigdemont!", espetó.

Rajoy, pese a la última sentencia y en vísperas de que se haga pública otra sobre la financiación irregular del PP valenciano, se siente legitimado para continuar. Minimiza que los jueces hayan puesto en duda su credibilidad. "¿Quién reparte certificados de credibilidad en este país? Yo creo que los ciudadanos. ¿Quién tiene más credibilidad, el dirigente de un partido político con 84 escaños o el de uno que tiene 134 escaños?", se preguntó. El presidente sabe que Sánchez aún no tiene atados los apoyos para su moción e intenta ganar tiempo (su especialidad) y pone su fe en los posibles fallos del adversario, sabedor de que Albert Rivera no se pondrán del lado del jefe de los socialistas.

Moción instrumental de difícil encaje

Y es que Ciudadanos no quiere censurar en el Parlamento al Gobierno, sino que el presidente se comprometa a adelantar elecciones para marcar así distancias. Advierten los naranjas de que si eso no sucede intentarán presentar una moción "instrumental" (distinta a la del PSOE) para lo que tendrían que buscar tres diputados del Congreso que quisieran ayudarles a que esa opción fuera real y no un farol político: se necesitan 35 escaños para poder registrarla. Coalición Canaria, con una diputada, no está por la labor y en UPN hay dudas. 

Pero de la comparecencia del presidente se deduce que él no tiene intención de irse voluntariamente del Palacio de La Moncloa, que se ve con derecho a seguir porque va a recurrir la sentencia. Añádase además que no está el PP para abrir debates sucesorios. Así que pretende aguantar el pulso y obligar a la oposición a que se retrate. Esto es, llegar a la moción de censura de Sánchez sin dar facilidades a Cs y que tenga que decidir si la permite o no. Y comprobar de paso si el jefe de los socialistas está dispuesto a robarle la silla con el voto de los independentistas en un momento de desafío como el actual, con Carles Pugidemont en Alemania y Quim Torra como president investido y anunciado que al Estado le llegarán más curvas desde Catalunya. Todo mientras Pablo Iglesias, en Podemos, saluda la moción en los días en que ha puesto su cargo a disposición de sus bases.