“Más que palabras son los hechos los que hablan: ganamos el otro día a Suecia por primera vez en nuestra historia. La evolución ha sido exponencial. Toda la gente involucrada en el fútbol español ha permitido todo esto”. Jorge Vilda, unas horas antes de la final del Mundial, destacó en declaraciones que el posterior título conquistado ante Inglaterra (1-0) no era sólo fruto de una excelente generación de futbolistas o del trabajo actual de un talentoso staff, sino también de todo del crecimiento del departamento de fútbol femenino de la Real Federación Española de Fútbol en los últimos años, que invierte anualmente 27 millones de euros. En esta línea, Irene Paredes también apuntaba a que este sueño se ha posibilitado “gracias al apoyo de la RFEF para que haya herramientas”. Es sólo la tercera participación en la historia de España en un Mundial -se han disputado 9 ediciones- y ya lo ha ganado. Una conquista en tiempo récord que supera cualquier expectativa creada y avala la apuesta de la RFEF por ofrecer las mejores “herramientas” posibles a sus futbolistas desde categorías inferiores.

Una de las claves de esta estrella en el pecho ha sido la “unión” del vestuario y cuerpo técnico, como reconocía Tere Abelleira antes de la final en ‘El País’. Pero dicha “unión” y todas las genialidades mostradas sobre el campo en este Mundial han sido posibles tras los aciertos y errores que han propiciado una concentración sin precedentes para un vestuario de fútbol femenino en España. Y de ello ha estado pendiente -desde el primer día en Nueva Zelanda y Australia- el presidente, Luis Rubiales, quien ha mirado los más mínimos detalles para que las jugadoras entrenaran y jugaran en las mejores condiciones posibles. De ahí el agradecimiento posterior de las internacionales hacia el presidente, reconociéndolo como uno más del grupo al final del torneo. Lo que ahora ha supuesto un hito y una excepción, en el futuro se tornará en normalidad gracias a las bases sentadas.

Jorge Vilda es uno de los técnicos de élite con más experiencia en el fútbol femenino internacional. Con más de 16 años entrenando es consciente de dónde viene esta revolución. “En 2007 entramos en la RFEF con un proyecto para arrancar el fútbol femenino creando la Selección española femenina sub-17, que hasta entonces no había competido. Realizamos un análisis de lo que teníamos y de lo que había en el extranjero. Por aquel entonces, las nórdicas -junto a Alemania- eran las dominadoras. Nosotras no podíamos competir a corto plazo con ellas físicamente, pero teníamos mucho talento futbolístico y comenzamos a seleccionar partiendo de esa base y sabiendo que en unos años alcanzaríamos a las mejores en la parcela física y, por tanto, en lo futbolístico”, explicaba a este medio antes de la cita de Australia y Nueva Zelanda que ha terminado por sacar brillo a ese trabajo que comenzó casi dos décadas antes.

Cuando el actual presidente, Luis Rubiales, aterrizó en la Federación en 2018 junto se creó un departamento de fútbol femenino independiente. “Se pasa de tener una persona y estar diluido entre las distintas categorías inferiores y fútbol juvenil, a ser siete personas trabajando 365 días del año en la gestión del Fútbol Femenino. Esto nos permite, en estos últimos años, dar una atención más directa y profesional a los clubes de las distintas competiciones nacionales, trabajar en normativas y estructura de competiciones, trabajar de la mano de las federaciones territoriales en el fomento, y trazar planes de desarrollo. Además, la dedicación a la gestión de concentraciones y partidos de nuestras siete selecciones nacionales es totalmente distinta. El cambio es abismal y hemos ido trabajando en ello de forma progresiva y rápida. El apoyo de personal y recursos de todos los departamentos de la Federación (Comunicación, Servicios Jurídicos, Internacional, Márketing, Operaciones, etc) completa de forma innegable el trabajo”, señalaba durante esta temporada Ana Álvarez, directora de Fútbol Femenino de la RFEF.

Todo este “cambio abismal” al que se refiere Álvarez también ha posibilitado en esta Copa del Mundo que la RFEF creara un fondo destinado al Plan de Conciliación en el que se ha ayudado con 15.000 euros a cada jugadora para la presencia de familiares, siendo la federación del mundo que más ha apostado en este aspecto.

La mejor selección en categorías inferiores

“Somos actualmente la mejor selección en categorías inferiores”, afirmaba Ana Álvarez hace unos meses. Y es que España es la actual campeona del mundo sub-20 (en dos ocasiones), campeona del mundo sub-17, campeona de Europa sub-19 y subcampeona de Europa sub-17. “Todo ello gracias a la mayor cantidad y calidad de jugadoras, así como el trabajo hecho en la estructura competitiva -con más cantidad de categorías-, así como los recursos materiales, humanos y económicos que se han puesto a disposición de las selecciones”, subrayaba Álvarez.

Ganar a Inglaterra en la final de la Copa del Mundo ha supuesto poner en valor toda la apuesta anteriormente señalada y fortalecer las decisiones tomadas. Desde la llegada de Luis Rubiales se han pasado de unos ingresos de 140 millones a 437 millones siendo la segunda Federación más potente del mundo sólo por detrás precisamente de la inglesa. Con lo que esta victoria, además de ser una ‘revancha’ deportiva tras la eliminación a manos británicas en la pasada Eurocopa, también ha supuesto un altavoz a nivel mundial para convertirse en modelo de gestión y referencia del fútbol femenino internacional ante la federación con más recursos.

Una vez trazado el camino, el presente y el futuro pasa por continuar evolucionando y mejorando porque en la RFEF son conscientes del potencial crecimiento del fútbol femenino y de que deben estar a la altura tanto del talento de sus jugadoras como de las ilusiones de las miles de niñas que, desde este domingo, sueñan con algún día también jugar la final de un mundial con la camiseta de la Selección española.

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