Lleida

Noche de Sant Joan en los Pirineos leridanos

Foto de Lleida en la noche de Sant Joan

El fuego cobra un protagonismo especial en la noche más larga del año.

El solsticio de verano arranca con fuerza en las comarcas del Pirineo leridano con las tradicionales bajadas de fallas, con la icónica imagen de las serpientes de fuego descendiendo por las laderas de la montaña. Esta fiesta se ha popularizado en los últimos años gracias a que la UNESCO le otorgó el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pero es una tradición ancestral que se repite año tras año en diferentes pueblos de la montaña leridana en torno a Sant Joan, con una presencia especial en diferentes localidades de la comarca de la Alta Ribagorça, el Pallars Jussà y Sobirà, y en el Alto Urgell. Boí, Casós, el Pont de Suert, Vilaller, Barruera, Erill la Vall y Taüll son algunos de los pueblos ribagorzanos con fuerte tradición fallera, pero también cabe destacar las fallas de Alins y de Isil en el Pallars Sobirà, las de la Pobla de Segur en el Pallars Jussà y las de Alàs y Cerc en el Alto Urgell, que completan el calendario.

En la Val d’Aran también hay municipios que celebran la llegada del verano con fuego pero con un formato propio. En las localidades aranesas de Les y Arties se conserva la tradición de quemar un abeto la noche más larga del año, en vísperas de Sant Joan.

Reconocimiento

Patrimonio de la humanidad

En diciembre del 2015, la Unesco declaró las Fallas que se celebran en verano en el Pirineo leridano como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Unas fiestas de origen precristiano que reciben el nombre oficial de ‘Festes del Foc del Solstici d’Estiu dels Pirineus’ y que se celebran en un total de 63 municipios de Catalunya, Andorra, Occitània y la Franja.