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Janet Sanz:
“En Barcelona, el futuro ya es presente”

Segunda teniente de alcaldía
Janet Sanz
Segunda teniente de alcaldía

En Barcelona, el futuro ya es presente

Hoy Barcelona lidera la recuperación de una triple crisis sanitaria, social y ecológica, agravada por la pandemia, y lo hace creando ocupación y regenerando el espacio público. En estos momentos hay menos gente en el paro que en septiembre del 2019 y el PIB crece espoleado por el sector industrial.

Pero si todo esto está pasando es porque la ciudad tiene un nuevo modelo: un modelo económico, que potencia la economía verde y el crecimiento de empresas sostenibles, arraigadas al territorio, integradas con el tejido urbano y que generan un retorno en los barrios, y también un nuevo modelo urbano, que pone la vida en el centro, prioriza el aire limpio y la vivienda digna. Este modelo es Superilla Barcelona, y agrupa un conjunto de proyectos y estrategias urbanísticas que ya son una realidad, como conectar el tranvía por la Diagonal, recuperar las calles que diseñó el Pla Cerdà para la gente o llenar la ciudad de verde. Y es en esta transformación transversal, que conecta todos los barrios e integra la ciudad con su entorno, donde vemos cómo va cogiendo forma el nuevo modelo económico poscovid, dejando atrás la especulación y priorizando el desarrollo de empresas responsables tanto con el contexto de emergencia climática como con la creación de sitios de trabajo de calidad.


El barrio de Sant Antoni ilustra perfectamente esta transformación y es una muestra del tipo de ciudad a la cual aspiramos. En la medida que los coches han dejado lugar a las personas y a los comercios, hemos comprobado cómo los principales contaminantes atmosféricos han bajado significativamente, haciendo del barrio un entorno mucho más sano y seguro. A al vez, el hecho que las calles se hayan llenado de vida ha hecho que sea Sant Antoni el barrio que lidera la recuperación económica poscovid, con un comercio de proximidad fuerte que crece por encima de la media de la ciudad con un aumento sostenido de las compraventas.


Ahora toca dar un salto de escala y extender este modelo a toda la ciudad, regenerándola y dando la vuelta a las reglas del juego que hasta ahora habían definido la estructura urbana para poder estar a la altura de los retos de descarbonización y sostenibilidad que plantea la emergencia climática. Eso, a la práctica, significa que las ciudades tienen que ser pensadas desde su interdependencia con la naturaleza, así como también desde la perspectiva de quienes siempre han quedado excluidos de la planificación urbana: las mujeres, los niños y niñas y las personas mayores.


La semana pasada se presentó en la COP26 un informe que mostraba que, si seguimos con los ritmos de emisiones actuales, en 11 años ya habremos superado 1,5 grados respeto a los niveles preindustriales. Ante estas noticias, Barcelona tiene un mensaje para el mundo: lo podemos evitar. Hay alternativas y en Barcelona ya está pasando. Hay una ciudad del futuro posible, una ciudad que seguirá siendo habitable en el 2050. Una ciudad llena de vida, donde la gente es la protagonista, donde el verde gana peso al asfalto, donde el transporte público y la bicicleta permiten llegar a todos los rincones de Barcelona y que avanza hacia la soberanía energética para no depender de las grandes empresas eléctricas. La ciudad gana con el Pla Superilla Barcelona. Gana lo más importante: tener futuro.