Caos entre fogones

‘MasterChef 13’ firma su gala más desastrosa y se cobra una doble expulsión inesperada

Los aspirantes fallan en todas las pruebas de la noche y acaban todos en eliminación.

Aspirantes de 'MasterChef 13'

Aspirantes de 'MasterChef 13' / RTVE

Carlos Merenciano

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Madrid
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La sexta entrega de ‘MasterChef 13’ dejó claro que el nivel de los concursantes sigue bajo mínimos. Tras la salida de Ana María, la veterana del grupo, el programa arrancó con una prueba en parejas que terminó siendo un desastre absoluto. Los aspirantes debían reproducir un plato de Jordi Cruz sin verlo y sin hablar, ayudados solo por las indicaciones de su pareja. Ni las visitas de Bibiana Fernández, Anabel Alonso ni Luca Dazi consiguieron levantar el reto, del que solo se salvaron dos parejas: Chema y Bea, e Ismael y Víctor.

El segundo reto llevó a los concursantes a Sotogrande (Cádiz), donde debían cocinar para 70 comensales en el Ayala Polo Club. Pese a tratarse de platos sencillos, el servicio fue un caos total. Faltaron elaboraciones clave, algunos platos no se sirvieron y los jueces no ahorraron en reproches. “El plato más sencillo y el resultado más desastroso de la historia”, sentenció Samantha Vallejo-Nágera, mientras que Jordi Cruz calificaba el menú como “incomible”.

El castigo fue unánime: todos los aspirantes fueron enviados a la prueba de eliminación. De vuelta al plató, el jurado sorprendía al introducir una dinámica inesperada: cinco exaspirantes regresaban para salvar a uno de sus compañeros. Clara fue la elegida y, a su vez, salvó a Emilio y Ana. El resto tuvo que enfrentarse a una prueba de reinterpretación de platos tradicionales, juzgada por los reporteros del programa ‘100% únicos’.

La cata fue dura y directa. Los comensales no se cortaron al criticar cada fallo, lo que dejó al jurado con pocas dudas. Bea fue la mejor de la prueba, seguida por Gabriela, Ismael y Víctor. El resto quedó en la cuerda floja, y finalmente el programa anunció una doble expulsión: Ariana y Limin. “No estaban ricos y no se ajustaban al reto”, argumentaron los jueces.

Ambas se despidieron visiblemente emocionadas, aunque con autocrítica. Ariana reconoció que “tenía muchas ganas de hacerlo bien” y Limin admitió que “no hay justificación” para su mal resultado. Con las cocinas cada vez más exigentes, el programa lanza una advertencia clara: el nivel debe subir si no quieren que el desastre se repita.