Entrevista YOTELE

Álex García ('El inmortal'): "El valor de la vida estaba a la baja en los 90"

Hablamos con el actor sobre su papel en la nueva serie de Movistar Plus+

Álex García como José Antonio en 'El inmortal'

Álex García como José Antonio en 'El inmortal' / LISBETH SALAS / MOVISTAR PLUS+

Redacción Yotele

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Álex García se adentra en la década de los 90 con su nueva serie. El actor es el protagonista de 'El inmortal', la nueva ficción original de Movistar Plus+ inspirada en la historia en el jefe de Los Miami, una banda que acaparó cientos de portadas y programas de televisión tras tener en sus manos el tráfico de cocaína y el control de las discotecas de Madrid.

El actor interpreta a José Antonio. Empieza en el mundo del narcotráfico siendo el lugarteniente de un distribuidor de estupefacientes a pequeña escala en Madrid, pero se le queda pequeño. Él quiere ser grande y tener la ciudad entera a sus pies. Crea su propia organización y comienza a moverse en el mundo que siempre deseó. Coches de alta gama, mujeres, viajes a Ibiza, casas en las mejores urbanizaciones de la ciudad… todo es poco para él y su gente.

José Antonio construye a su alrededor todo un mundo a su imagen y semejanza: violento con los enemigos, leal con sus amigos, cariñoso con sus parejas y familia, y ambicioso a tiempo completo. YOTELE habla con Álex García sobre su personaje en 'El inmortal', la nueva serie de Movistar Plus+ y DLO.

Te vimos muy emocionado en la rueda de prensa que tuvo lugar en Vitoria-Gasteiz. ¿De qué manera te ha marcado el personaje de José Antonio en este proyecto llamado 'El Inmortal'?

Al final es un personaje, y lo que voy aprendiendo poco a poco es a dejarlo todo en él. A mí lo que me emocionan son las buenas acciones, y el corazón que le ha puesto cada uno de los representantes de esta serie ha sido impresionante. Nose hubiera podido haber hecho así sin ellos. Estábamos presentando una serie de narcos, pero parecía que estábamos presentando una serie familiar, y es que así ha sido el rodaje que hemos vivido. Ha habido condiciones, por lo que requería la serie, que nos llevaban muy al límite, como rodar de seis de la tarde a siete de la mañana durante semanas en una discoteca pasando mucho calor. Esto es un ejemplo, pero si no hubiéramos estado todos en el corazón rodando esta serie, no hubiéramos acabado tan bien como acabamos y no hubiera salido este producto.

Me encanta haberme encontrado con el director David Ulloa. Su novia me dijo que él te coge la mano y no te la suelta hasta el final, y así fue. Hubo momentos que estaba con una presión tremenda, que desgraciadamente se vive en la ficción y más en una producción como esta, con exigencia de superproducción. Eso conlleva no dormir, acabar una jornada e irte a localizar la siguiente porque ha habido problemas. Emociona el cariño que le ha puesto cada uno de los que estamos aquí.

Decías que el gran reto con tu personaje era no juzgarlo. ¿Cómo has trabajado eso?

Trabajé con Paz Gómez, que me ha ayudado mucho en este proceso, porque la personalidad de José Antonio que leí en el guion no tiene nada que ver con la mía. Es un personaje que siente que la vida es un campo de batalla y que antes de que te pisen, pisa. Yo veo la vida al revés, y las decisiones que toma durante toda la serie son malas desde mi punto de vista, que le llevan a hacer mucho daño a la gente que le rodea llegando a matar y robar a gente. Son todo acciones muy juzgables. Yo tenía que entender por qué se relacionaba así con el mundo. Aunque no hay mucha psicología en la serie, yo la trabajé y lo que he entendido es que, en vez de transformar el dolor en belleza, lo dobla y le devuelve eso al mundo. Esa ha sido mi manera de no juzgarle, entenderle desde el miedo. Creo que a él le mueve ese miedo y esa necesidad de ser reconocido por el mundo que le rodea.

Aunque cueste la vida, porque el valor de la vida en aquel entonces era poco...

Sí. Hay algo muy importante y es que en los 90 el valor de la vida estaba a la baja. Y alguna gente criada en estos barrios creía que el honor era más importante que la vida. Para el personaje de José Antonio es más importante la palabra que la propia vida, y eso crea unas consecuencias muy graves que a lo largo de los capítulos, las va recibiendo y sufriendo. No hay nada que hagamos en esta vida que al final no recibamos.

¿Has llegado a hablar con la persona real a la que encarnas?

Nada, muy poco. Mi intención era crear mi personaje, y entre el guion que teníamos y la aportación de Daniel Ulloa y Paz Gómez, lo fuimos haciendo entre todos. También eso es bonito. Para mi gusto, creo que es un error presentarte en el set de rodaje con un personaje ya cerrado. En el ensayo va saliendo, y cuando he trabajado con María Hervás como mi mujer, José Antonio se ha convertido en otro. Y al igual que con Claudia Pineda. De hecho, las dos me han ayudado a hacerlo más digno, duro y fuerte dentro del punto de vista del personaje.

¿Has encontrado algún punto común con José Antonio?

El sentido del humor. En los momentos más duros le hemos dado sentido del humor al personaje. Son momentos escogidos, pero de hecho una de las escenas salió improvisada. Llegamos a grabar otra opción porque el director tenía dudas de si eso podría llegar a funcionar. Según íbamos rodando la serie nos fuimos dando cuenta de que el sentido del humor hacia sí mismo, el no darse más importancia de la que debía, le ayudaba a seguir adelante. Porque desde mi punto de vista, es insoportable vivir esa vida, y aún así mucha gente la ha vivido.

¿Qué o quién te ha ayudado a meterte en el mundo de los 90? A comprenderlo, y a saber cómo se vivía en esa época y ambiente...

Es una época que como espectador me encanta, y hay mucho documental y muchos programas para empaparme. Ya estaba 'Tómbola', por ejemplo, que define muy bien esa época y tiene mucho que ver con lo que nosotros contamos. Me vi series de todo tipo, pero a modo documentación concreta para arrancar el personaje, vi el documental sobre Jesús Gil, que habla muy bien del libertinaje que había en los 90 y de la forma en la que se relacionaba alguien con poder con el resto del mundo. También fui hablando con gente que fui conociendo, que venía al rodaje y que yo mismo iba contactando. Había una jerga también, que al final decidimos limitarla para no distraer mucho al espectador y que no fuera un disfraz, sino algo visceral.

Las líneas entre cine y televisión están totalmente difuminadas con la llegada de las plataformas. Para los que empezasteis en la pequeña pantalla, ¿crees que os ha costado más la aceptación del público y de la crítica?

No, porque como nunca sabes lo que va a venir... Realmente, desde que llegué a Madrid empecé a trabajar en todo, cine, televisión y teatro, y recibía los prejuicios que había de cada medio. pero era la época que me tocaba vivir y lo entendía como tal. No sabía que la ficción en televisión en España iba a ser lo que es hoy en día, que es uno de los grandes ejemplos internacionales de cómo hacer buena ficción sin perder las raíces.

Cuando trabajo con actores jóvenes ahora veo que dan por hecho que la ficción es así, que puedes hacer una serie con los mejores directores y directores de fotografía, mayor presupuesto y buenos guiones. Pero siento que ha venido tan dado a las nuevas generaciones, que corren el riesgo de no valorar y dar por hecho que esta industria se ha ido haciendo poco a poco, y ha habido mucho esfuerzo detrás para que hoy seamos lo que somos.

Se han hecho ya muchas series sobre narcotráfico. ¿Qué diferencia a 'El Inmortal' de otras de su género?

La estructura, para mi gusto y después de haber hecho unos cuantos trabajos, es impresionante. No te da tiempo a pensar y todo lo que cuenta en cada escena va sumando sobre la anterior. Además, tiene una personalidad muy concreta tanto en la fotografía como en la relación de los personajes. Aunque todo está inventado, siento que el Madrid de los 90 no ha tenido series con esta factura y este guion detrás en otras ocasiones. Yo la puedo comparar con series internacionales que he visto y con alguna película que hemos tomado como referencia. Tiene una personalidad muy precisa y la estructura y la emocionalidad de la serie no para en ningún momento, y es un punto a favor que creo que al espectador le va a enganchar.

¿Por qué ha habido ese miedo o respeto a no caer en el cliché de la típica serie de narcos?

Me ha sorprendido escucharlo en la rueda de prensa porque no he sentido ese miedo, ni mucho menos. Yo he leído un personaje auténtico. Se ve en el primer capítulo cómo la vida y sus decisiones le van llevando a eso, pero el planteamiento inicial no es así. Cuando leí el guion por primera vez no leí una típica serie de narcos, luego vi las similitudes pero es que a mí me encantan este tipo de series. Las he consumido mucho y para mí era un regalo poder hacer uno de estos personajes. Tengo un punto de vista muy concreto, confío en el corazón de cada uno, y me apetecía darle corazón a esta serie.

¿Qué peso han tenido las escenas improvisadas en el montaje final?

Hay un 30% de la serie que salió en esa improvisación, en ese último momento. Que nos dieran alas, y que a la vez nos mantuvieran en la tierra, ha tenido mucho peso.

¿Cuál ha sido la escena más complicada de rodar?

¡Hay muchas! Una de ellas fue con los perros. Hemos trabajado con unos perros que realmente tenían muy mala leche. Era una delicia y se ve en la serie, pero había un momento que teníamos que actuar con naturalidad como si fueran nuestros perros, y no podíamos dejar de sentir el respeto porque asustaban a todo Dios. Es importantísimo en el devenir de la serie porque tienen que dar miedo, los utilizamos como armas.