Entrevista YOTELE

María Rey ('120 minutos'): "La política tiende a presionar a los medios para buscar sus intereses"

Charlamos con la presentadora del magacín de Telemadrid, que este jueves cumple 1.000 programas

María Rey

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'120 minutos' está de celebración. El magacín de actualidad de Telemadrid cumple este jueves 1.000 programas, y además lo hace en uno de sus mejores momentos. Desde su estreno en 2018, el espacio presentado por María Rey ha conseguido cuadruplicar su audiencia, pasando de un 2,5% a rebasar los dos dígitos en las mañanas de la televisión pública madrileña. 

En una entrevista con YOTELE, la presentadora hace balance de estos casi cuatro años en Telemadrid y recuerda su etapa de 25 años en Antena 3.

No es fácil llegar a la cifra de los 1.000 programas. ¿Qué balance haces de todos estos años?

El balance es muy bueno, primero por lo difícil que es llegar hasta aquí. Es muy complicado que un programa que parte de cero se mantenga en antena con continuidad. Nos han tocado unos tiempos informativos muy intensos en los que también hemos visto el servicio de la televisión pública. He tenido muchas oportunidades para aprender, más de las que esperaba. 

El programa empezó con poco más de un 2% y ya supera las dos cifras... ¿Lo interpretas como un indicador del trabajo bien hecho?

Muchas veces el trabajo está bien hecho y las audiencias no son justas. Hay que hacer mucho esfuerzo porque somos un equipo pequeño y sacamos cada día muchos temas con directos, entrevistas... Es muy difícil, todo el mundo tiene que hacer bastante más que en un medio grande. Que el resultado lo compense es muy importante, porque a este equipo se le exige mucho cada día. He trabajado en teles grandes y noto la diferencia, aquí la falta de medios se compensa con esfuerzo. 

¿Cuáles son las claves de ese éxito?

Creo que la clave es estar ahí para la gente y mantener siempre puestas las antenas, en escuchar a la gente por la calle y no solo a las curvas de audiencia. No hay que empeñarse en apostar por temas que no preocupan a los ciudadanos. A veces, los periodistas nos aislamos en un mundo pequeño de política y las cosas que nosotros discutimos no son las que más inquietan a la gente. 

¿Cuál ha sido el momento más duro que recuerdas de estos casi cuatro años? Los meses de la pandemia no fueron fáciles...

La pandemia fue un reto tanto personal como profesional, pero fue una oportunidad laboral para estudiar, aprender, escuchar y descubrir a gente extraordinaria de este país que se dedica a la ciencia. Psicológicamente, salir a la carretera cada día era una sensación como de película de ciencia ficción. Pero por otro lado, fue un privilegio al pensar que estaba sana y que podía contarlo.

También habéis contado el terremoto político en la Comunidad de Madrid, el volcán de La Palma, la guerra de Ucrania... No os podéis quejar de falta de noticias.

Nos hemos acostumbrado a vivir en unos tiempos tan intensos que no sé qué pasaría si volviésemos a la tranquilidad. Madrid era un lugar con un Gobierno más o menos estable y se adelantaron elecciones. A nivel nacional, ni te cuento. No sé cuándo recuperaremos la calma, si es que lo haremos algún día, pero a nivel informativo está muy bien porque cada día hay algo nuevo que contar. 

¿Es más complicado entrevistar a un político o a personas anónimas?

Es más enriquecedor cuando entrevistas a gente de la que no esperas un gran discurso o un argumentario y descubres historias estupendas. No desprecio la política para nada porque profesionalmente he crecido con ella, es un oficio que valoro al máximo. Hay que ser muy generoso para dedicarse al servicio público, aunque no todos lo hagan con ese fin. El discurso político se ha ido reduciendo al mínimo, a repetir un eslogan o manejar el argumento en un tuit. Ya no hay reflexión ni debates profundos, es más frívolo que el discurso de la calle.  

¿Es difícil mantener ese equilibrio y pluralidad en una televisión pública para no enfadar a nadie?

Es difícil pero es nuestra obligación. Si trabajas en una televisión pública, tus jefes son los ciudadanos, la gente que la paga con sus impuestos. Tenemos que hacer un trabajo respetuoso, se puede discrepar y dar opiniones distintas pero no se puede ofender. Si alguien es republicano o monárquico no puede sentirse insultado, porque sería un fracaso. La línea en la que nos manejamos cada día es el esfuerzo y la vocación, hay que escuchar a todos con respeto. 

¿En algún momento has recibido algún tipo de presión política a lo largo de tu carrera?

Es inevitable. La política tiende a presionar a los medios para buscar sus intereses. Siempre hay algún tipo de presión, pero no más en una pública que en una privada. Quienes estén arriba quieren marcar el discurso, y cuando tú no dices exactamente lo que quieren, te van a hacer sentir que están molestos y que está en su mano tomar decisiones que te pueden afectar. Yo no soy jefa de la cadena, entonces me resulta más llevadero. Nunca he sentido un nivel de presión insoportable. 

Gran parte de tu trayectoria se ha desarrollado en Antena 3 como responsable de la información parlamentaria. ¿Cómo ves los cambios que ha habido en el Congreso durante todos estos años?

Cuando yo llegué al Congreso, las comunicaciones internas se transmitían por telegrama. Y cuando me fui se hablaba a golpe de tuit. Aquellos discursos farragosos se han reducido a unos cuantos caracteres, la transformación ha sido brutal. Las redes sociales han abierto nuevas vías, pero también han simplificado mucho los discursos. Lo han reducido a la anécdota, al debate de lo superfluo, creo que más que ganar hemos perdido.

En Antena 3 también fuiste presentadora de informativos en dos etapas distintas. ¿Cómo las recuerdas?

La primera etapa la llevé con mucha responsabilidad, había unos medios muy diferentes a los del final, cuando Antena 3 ya era un coche de carreras en ese aspecto. Lo recuerdo con mucho cariño, allí he pasado 25 años, más de media vida profesional. Después de tanto tiempo, es normal que tú pierdas el interés y que la empresa también lo haga, tuve que tomar una decisión porque era estancarse o moverse. 

¿Fue difícil la transición a Telemadrid?

Telemadrid tenía sus propios lenguajes internos, su propio sistema informático, menos medios... Además pasaba de informativos a un formato de infoshow. Volver a empezar me daba vértigo, pero al mismo tiempo me ponía las pilas, era muy estimulante. No lo viví con sufrimiento, sino con ganas de que saliese bien. Empezábamos en junio y en esos casos la cadena no tiene muy claro que vaya a funcionar, quería sondear y salió bien. 

¿Te ves dando el salto al entretenimiento o lo tuyo es la información pura y dura?

Lo que hago ya en el día a día bordea la información y va hacia el entretenimiento de actualidad. Salirme de la línea de la información me resulta muy difícil porque es mi hábitat, creo que aquí es donde me manejo y donde disfruto. Para ir a otro nivel de entretenimiento también hay que valer, pero creo que no tendría mucho que aportar.