ENTREVISTA YOTELE

Arrancan los asaltos de 'La voz' con Eva González: "Grabar después del confinamiento fue muy emotivo"

Hablamos con la presentadora de la segunda fase del talent show, a la que llegan Sebastián Yatra, Carlos Rivera, Mala Rodríguez y Tini Stoessel como asesores

Eva González

Eva González / periodico

Sergio L. Merillas

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Después de las 'Audiciones a Ciegas', llegan 'Los Asaltos' a 'La voz'. El talent show de Antena 3 inicia este viernes una nueva etapa en la que los concursantes tendrán que batirse en duelos musicales para demostrar que son merecedores de un billete que les lleve a la fase final del programa.

Además, desde esta noche, los coaches unirán fuerzas con sus asesores: Sebastián Yatra acompañará a Pablo LópezCarlos Rivera ayudará a Laura PausiniMala Rodríguez aconsejará a Antonio Orozco y Tini Stoessel hará lo propio con Alejandro Sanz.

Como no podía ser de otra manera, al frente de 'La Voz' seguirá estando Eva González. La presentadora ha charlado con YOTELE sobre 'Los Asaltos' y ha hecho balance de los grandes datos de audiencia del talent show, líder en la noche del viernes. Además, la sevillana explica cómo fue volver a grabar el programa después del confinamiento

¿Qué van a poder ver los espectadores en esta nueva fase de 'La voz'?

Va a ser muy emocionante y va a haber mucho talento. Los coaches van a empezar con sus estrategias. Cada uno de ellos ha llegado a esta fase con 15 concursantes y se van a dividir en grupos de 5. En cada uno de los asaltos, de esos cinco solo va a quedar uno... Así que imagínate, va a ser una 'escabechina' impresionante. 

Este año hay cambios en la mecánica de 'La voz' y los coaches podrían llegar a la gran final sin ningún concursante en su equipo. ¿Notas más rivalidad entre ellos?

Así es, el público va teniendo más peso y toma más decisiones. Al final, alguno puede llegar a la gran final sin ningún talento. Otro puede llegar con dos, con tres... Todo puede pasar. En esta parte de los asaltos, la criba es tan grande que los coaches ya empiezan a hacer sus estrategias. Uno puede tener en su equipo un talento que le encanta, pero a la vez puede tener en la cabeza a un talento de otro coach que también le encanta. Entonces, para hacer el grupo como él quiere, quizás deja pasar a uno para coger a otro. Todos van pensando en la composición del equipo de cinco con el que van a llegar a la última fase. Además, con los robos van a volar puñales.

En esta fase llegan los asesores. ¿Ha habido discrepancias con los coaches o se han entendido bien?

Se entienden demasiado bien. Se entienden tan bien que no sabes lo que se forma cuando tienen que tomar decisiones, van a hierro unos con otros y es muy divertido. Todos aportan algo especial al programa. 

Tini Stoessel es una niña que, aparte de ser una belleza, tiene mucha inocencia a pesar de haberse criado entre música, micrófonos y cámaras. Tiene una esencia muy bonita y espero que la conserve con el paso de los años. Sebastián Yatra tiene ese punto canalla que, si encima lo juntas con Pablo López, ni te imaginas la que se puede liar ahí. Mala Rodríguez es un descubrimiento para mí, siempre había escuchado su música pero no la conocía personalmente. La Mala es muy buena, muy buena. Y Carlos Rivera es genial, es puro sentimiento. Es un galán de telenovela con esa pose tan bonita, esa voz y ese acento. 

Imagínate que te presentas a 'La voz'. ¿Con qué coach te quedarías?

Ningún coach se daría la vuelta, eso ya te lo digo yo (risas). 

Imagínate entonces que, además, se giran los cuatro...

Yo canto muy mal, por eso presento el programa (risas). En el caso de que se me hubiera dado un don para la música, sería muy difícil elegir. Pero cuando tienes entre los coaches a tu ídolo de la adolescencia, de la juventud y de la madurez, porque cuando sea vieja seguiré admirando y siendo fan de Alejandro Sanz, posiblemente me dejaría llevar por el corazón y me iría con él. Sin conocer a ninguno, por que claro, si los conozco... Laura, por ejemplo, es muy divertida. 

Nunca habías coincidido con Laura Pausini en 'La voz'. ¿Cómo ha sido trabajar con ella?

No había coincidido nunca con ella, no la conocía. Cuando la vi por primera vez sentí esa conexión especial que se tiene con poca gente. Nos llevamos genial y estoy feliz de tenerla entre mis amigas. Televisivamente lo tiene todo, y como persona también. No tiene un personaje, ella es así. Creo que es la clave de su éxito, que se muestra al natural, tal y como es. Es graciosa, simpática, sensible, con ese punto canalla que tanto nos gusta... Y ante todo, es una maravillosa artista con una de las mejores voces del mundo. 

"El año pasado iba con pies de plomo, ahora me dejo llevar"

En el avance de 'Los Asaltos' vemos que te arrancas a cantar un poco con Sebastián Yatra... Se nota que te lo pasas bien en este formato. 

¿Por qué han puesto eso? ¿Por qué van a hacerle a la gente pasar por ese mal rato? ¡Deberían haberlo cortado! (risas) Me lo paso muy bien. Hemos disfrutado muchísimo con las grabaciones. El año pasado también, pero contaba con el hándicap de que era mi primer año e iba con pies de plomo. Ahora me dejo llevar más. Puede que el espectador no note diferencia, pero yo lo siento de una manera distinta. Ya no es la primera vez que piso el plató y no tengo los mismos nervios, aunque siguen estando ahí. 

'La voz' es un talent pero también tiene ese componente más emocional con las historias de los concursantes. ¿Hay alguna que te haya emocionado o marcado en especial?

La mayoría de historias tienen algo, porque en el momento en que las personas están volcándose en sus sueños, siempre hay un componente emocional con el que puedes empatizar. Hay gente que lleva toda la vida luchando por hacerse un hueco en la música, gente que canta en la calle, gente que canta en el Metro, gente que viene de otro país a buscarse aquí la vida porque en el suyo hay una guerra... Los coaches no conocen esas historias, pero yo sí porque estoy con las familias y me emocionan muchísimo. 

¿Cómo has vivido las grabaciones en medio de la pandemia que vivimos?

Teníamos una parte ya grabada, pero luego tuvimos que volver y muy pegados al confinamiento, porque empezamos justo después. Jamás se me olvidará ese primer programa después del confinamiento, fue muy emocionante para todos. Estábamos más sensibles, es lo lógico. Como todo el mundo, habíamos estado con nuestras vidas en pausa y, de repente, vernos allí otra vez... Fue muy emocionante. Recuerdo un programa que empezaba con una actuación de los talentos, después tenía que salir yo y no podía. Estaba llorando como una niña pequeña detrás, dando gracias a la vida porque estábamos todos otra vez ahí. Eso era lo más importante, porque no faltaba nadie del equipo y estábamos sanos. Había muchos sentimientos encontrados, y cuando se encendió de nuevo el plató con la banda en directo me ahogaba, me dio una llorera y casi no podía salir. 

Presentaste durante 9 años 'Se llama copla' en Canal Sur y ahora estás al frente de 'La voz'... con este currículum, ¿has desarrollado ya un sexto sentido para detectar talento?

Un sexto sentido o que, a base de práctica, uno aprende (risas). Ahora ya llevo seis ediciones de 'La voz', porque son tres al año, y al final el oído se va desarrollando. Además yo soy muy musical, en mi casa escuchamos mucha música y es algo muy importante en mi vida. Creo que se me ha ido desarrollando el oído para notar si algo está más o menos afinado, pero al final la música para mí es sentimiento. Eso sí, ya te digo que las cuerdas vocales no se me han desarrollado. 

Estáis grabando al mismo tiempo 'La voz kids' y 'La voz senior'. ¿Son demasiadas horas de trabajo o puedes compaginarlo sin problema?

Estoy acostumbrada a trabajar muchas horas, es algo que nunca me ha importado, sobre todo porque hago lo que más me gusta. Inevitablemente me canso porque soy humana, pero disfruto mucho haciendo este programa. Me lo paso muy bien y no me importa echarle muchas horas, no me puedo quejar para nada. Es muy bonito presentar 'La voz', me siento una privilegiada. 

La segunda edición de 'La voz' en Antena 3 está arrasando en la noche de los viernes. ¿Cómo te sientes al ver los datos de audiencia al día siguiente?

Mentiría si no dijera que estoy muy feliz. Cuando todo un equipo hace un programa con el alma, el corazón y remando en la misma dirección... Yo cuando me levanto el sábado por la mañana y veo las audiencias, estoy muy feliz. Pero también lo estoy cuando no somos líderes. En marzo se cumplen 18 años que empecé en la tele, y desde el principio he tenido claro que mientras me deje la piel y lo dé todo, tengo que tener la conciencia tranquila. Si luego un programa no funciona, pues mira, culpa del demonio. Lo de la tele es muy relativo, depende de muchos factores. De las experiencias que no han sido exitosas también he aprendido. 

En estos últimos años has pasado de presentar un programa de éxito como 'Masterchef' a ponerte al frente de 'La Voz', que también lo está siendo. ¿Qué balance haces de estos últimos años? 

La decisión me preocupaba mucho. Tenía miedo de no poder hacerlo bien y 'La Voz' había estado presentada por un grande de la televisión como Jesús Vazquez. Tenía miedo de no estar a la altura del formato, pero estoy feliz con el cambio. Está siendo un éxito y tampoco lo estoy haciendo tan mal (risas).

¿Has seguido viendo 'Masterchef'? ¿Cómo ves a los jueces en el papel que ejercías tú antes?

Era un cambio natural. Ellos son cocineros y recuerdo que al principio no tenían ni idea de televisión. Se dejaban llevar más por mí, que era ese hilo conductor que necesitaba el programa para que la audiencia entendiese lo que estaba viendo. Cuando dejé el programa, después de seis ya se entendía perfectamente y los jueces podían hacerse cargo del formato, así lo han demostrado.

Sigo en contacto con ellos y me encanta cuando me levanto y veo que han sido líderes de audiencia. Allí he dejado a gente que quiero y con la que he aprendido mucho. Además, 'Masterchef' es muy exigente, porque para grabar un programa te puedes tirar tres o cuatro días. Al final se forma una familia, ahora la niña chica se ha independizado pero eso no quiere decir que no vaya a ver a sus padres de vez en cuando.