ENERGÍA LOCAL

Desgranando Vilawatt: claves para entender la nueva compañía energética de Viladecans

Grupo de vecinos impulsores de la Asociación Ciudadana para la Transición Energética de Viladecans, en el acto de constitución de Vilawatt

Grupo de vecinos impulsores de la Asociación Ciudadana para la Transición Energética de Viladecans, en el acto de constitución de Vilawatt

Aitana Glasser

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Hace una semana quedaba oficialmente constituida Vilawatt, la nueva compañía energética público-privada de Viladecans, con la firma de los 11 primeros contratos rubricados por los socios fundadores de la Asocicación Ciudadana para la Transición Energética, entidad que se formaba ese mismo día y a la cual los vecinos y comercios deberán adherirse para poder hacerse clientes de la compañía.

El proyecto nace con cuatro objetivos básicos: suministrar energía -luz y gas- “100% renovable”, ofrecer asesoramiento energético a la ciudadanía para que puedan reducir su consumo, financiar la rehabilitación energética de edificios para reducir su gasto (“comunidades demo-renovadas”) y crear una moneda local asociada al ahorro energético, que procederá del ahorro que cada cliente consiga en su factura y que podrá gastarse en los comercios del municipio.

Vilawatt es, por tanto, un proyecto que va más allá de la simple comercialización de energía, por lo que desgranar las cuatro patas de esta iniciativa, financiada por la Unión Europea a través de la Urban Innovative Action y elegida entre 378 propuestas más de toda Europa, se antoja necesario teniendo en cuenta que, aunque hay ejemplos cercanos como el de Barcelona Energía, la particularidad del proyecto lo hace, a su vez, complejo de entender.

Compra agregada de energía

El principal eje del proyecto Vilawatt es el suministro de energía, para lo que se ha creado un consorcio (asociación) formado por entidades públicas y privadas. Entre las primeras, se encuentran el Ayuntamiento de Viladecans y el AMB, que se reparten en un 90%-10% los derechos y obligaciones de la compañía, que irán disminuyendo conforme entren nuevos socios. Entre los segundos están tanto la Asociación Ciudadana, en representación de los vecinos, como las empresas, entidades y comerciantes participantes de la iniciativa.

La compañía, a diferencia del operador barcelonés, trabaja con una comercializadora privada, Aura Energia -ganadora de la subasta pública-, a quien el consorcio hará una compra agregada de energía “verde y renovable”. Es decir, una compra conjunta, al por mayor, con lo que “se pueden conseguir precios más económicos, normalmente alrededor de un 10% más baratos”, señala Marta García, experta en eficiencia energética y renovables y CEO de la Associació Ecoserveis.

La idea no es nueva, asegura; consejos comarcales o asociaciones empresariales de municipios como Rubí también han optado por organizarse y comprar energía de manera conjunta. Por eso, señala García, este proceso “tiene cierto sentido, porque se reducen un poco los costes”, pero es insuficiente y "no aporta valor añadido si no se acompaña de otras medidas”, especialmente acciones encaminadas al autoconsumo, pues de este modo se participa solo del proceso de compra-venta, pero “se sigue dependiendo igualmente de unas redes de distribución que están en manos privadas”.

Objetivo soñado: el autoconsumo

En el caso de Viladecans, la misión es acompañar el desarrollo de esta compañía de energía verde con el fomento del autoconsumo, esencialmente a través de la instalación de placas solares. “El objetivo es producir energía propia, tanto en los tejados de edificios municipales -como ya se hace, por ejemplo, en el teatro Atrium- como de particulares, para intentar impulsar así la transición energética en el municipio”, explica el teniente de alcalde de Movilidad Urbana, Residuos y Medio Natural, Jordi Mazón.

"La creación de Vilawatt está bien como primer paso, pero se ha de seguir mirando a largo plazo"

Precisamente ahí radica, según Marta García, la gracia de un proyecto que "si bien es una buena herramienta de comunicación y aproximación al ciudadano, no puede ser la única”. Por eso, ve con buenos ojos “que el objetivo final sea el autoconsumo” y apunta a que “como primer paso, la creación de Vilawatt está bien, pero se ha de seguir mirando a largo plazo”.

De momento, en esta primera fase, se empezará por comercializar energía a “precios competitivos”, apuntan desde el consorcio. El importe que pague el usuario irá en función de su tarifa energética actual, tanto en lo que se refiere al consumo de energía como de potencia. Así, desde la oficina Vilawatt se hará un estudio del hogar y se le aconsejará al vecino en cuestión la mejor tarifa en función de su tipo de consumo; otra de las patas -la del asesoramiento- del proyecto.

Una moneda local vinculada al ahorro

Así las cosas, la tarifa del usuario se irá revisando para ajustarla a su consumo real, y la diferencia entre lo que pagaba antes y lo que pagará con Vilawatt, es decir, el ahorro que le habrá supuesto su adhesión a la compañía, se repartirá. La mitad de este ahorro económico quedará en manos del consorcio, y se dedicará “a fomentar la instalación de placas solares, a buscar ayudas económicas tanto autonómicas como estatales y europeas y a gestionar Vilawatt”, explica Mazón.

El 50% del ahorro que genere cada vecino será para el consorcio; el otro 50% se le devolverá en Vilawatts

La otra mitad será devuelta directamente al cliente, pero se le reembolsará cada cuatro meses en forma de Vilawatts, la nueva moneda local de Viladecans, que podrá utilizar en los comercios locales que se adhieran a la iniciativa. De esta manera, si el cliente antes pagaba 100 euros en su factura y gracias al asesoramiento de Vilawatt y al ahorro por la compra conjunta acaba pagando 70, la mitad de este ahorro, 15 euros, se le devolverá en Vilawatts.

El consorcio, por su parte, se financiará con una parte del margen económico que se queda la comercializadora. “Cuando contratas la energía con Vilawatt se define un año 0, a partir del cual todo el ahorro energético que generes, sea consumiendo menos, bajando la potencia, aislando bien la casa, etcétera, el 50% te será devuelto en forma de Vilawatts, y se podrá usar mediante una aplicación móvil -la moneda será digitial, no física- en los comercios locales asociados”, detalla el 6º teniente de alcaldía, Jordi Mazón.

La cara y la cruz de las monedas complementarias

El nacimiento de la moneda local es otro de los grandes pilares de la iniciativa viladecanense, pues sigue la estela de otros municipios cercanos como Santa Coloma, donde desde hace un par de años está en circulación la grama, o Barcelona, que cuenta desde finales de 2018 con el REC. Pero también hay ejemplos fuera de nuestras fronteras, como los de Nantes, Toulouse, París o Bristol, entre otros. 

Este sistema de pago alternativo ha suscitado cierto debate, ya que hay quienes afirman que su convivencia con el euro puede generar algunas dificultades. El propio Banco de España se mostró reticiente a la puesta en marcha de la divisa barcelonesa, algo que no frenó el proyecto. ¿Tiene sentido, por tanto, impulsar este modelo en una localidad como Viladecans?

José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), asegura que la idea de la moneda local "es muy de la edad media" y “tiene poco recorrido” hoy en día si no tiene una utilidad concreta, como en el caso de Santa Coloma, donde el Ayuntamiento se vale de esta divisa para pagar parte de las subvenciones y ayudas que otorga. En este caso, apunta el profesor, tiene lógica, porque permite controlar en qué se gasta una ayuda pública.

En el de Viladecans, sin embargo, cree que “es más una forma de promoción de la ciudad”, ya que “el ahorro lo tendrías igual”, por lo que esa cantidad “podrías o bien recibirla en euros o bien, directamente, pagar menos”.  “Además, -añade- poner en circulación una moneda supone un coste y tiene ciertas dificultades, más todavía si se trata de monedas digitales, ya que hay que controlarlas de otra manera”, añade Montalvo.

El experto apunta además a las “restricciones” que comporta aplicar este proyecto en una ciudad de poco más de 66.000 habitantes, cuando “se ha puesto en marcha en ciudades más grandes y aun así no ha funcionado del todo”. Por el contrario, August Corrons, investigador y profesor de la UOC y experto en economía social, cree que, si bien por la manera en que se ha impulsado el proyecto puede ser más difícil de arrancar que en otras ciudades, sigue siendo viable y puede servir para incentivar tanto la economía como el comercio local.  

Incentivar el comercio local

Según Corrons, las monedas locales “no son un sustituto del euro, sino que lo complementan; llegan adonde el euro no puede llegar”. Así, asegura, utilizando estas divisas se promocionan también ciertos valores. “Seguramente, si lo devolvieran en euros, el usuario iría a comprar a otro tipo de comercios o a grande superficies, que fomentan ciertos valores de consumo: productos más baratos, menos respetuosos con el medio ambiente…” defiende el economista.

Incentivando el uso de una moneda local fomentas también ciertos valores sociales y medioambientales

En cambio “incentivando el uso de una moneda local fomentas también ciertos valores sociales y medioambientales”, ya que te aseguras de que, al menos una parte del ahorro de cada familia, “que se va a gastar igualmente”, se quedará en el municipio. “Para mí, tienen más ventajas que inconvenientes”, subraya el experto, que defiende que si hay críticos con este sistema de pago es más “por miedo a perder el monopolio” del dinero que por pavor a un descontrol monetario.

“También existen otros sistemas, como los vales, los puntos o los cheques, que hacen esta misma función, y de eso no se habla, porque lo que asusta es usar la palabra moneda”, sentencia. Sin embargo, para Montalvo, el hecho de retornar el ahorro en forma de moneda local es una manera de “forzar” al consumidor a utilizarla en algo en concreto, cuando realmente la finalidad debería ser que se ahorrara ese dinero, simplemente.

Rehabilitación de edificios

Respecto al otro 50% del ahorro, el que se quedará el consorcio Vilawatt, una parte se dedicará al asesoramiento y a la rehabilitación y renovación de edificios con términos energéticos y sostenibles. Esta iniciativa, que es otra de las patas del proyecto Vilawatt, se ha impulsado en una primera fase en la Montserratina, la Riera y la Unión, donde se ha llevado a cabo la rehabilitación energética integral de 60 viviendas.

Este proyecto, subvencionado por el Ayuntamiento con el apoyo de la Unión Europea, ha supuesto la inversión de 1,4 millones de euros en la reforma energética de viviendas y locales comerciales para que mejoren su confort y reduzcan su consumo de energía. Además, esta primera fase permitirá hacer un análisis comparativo entre lo que consumían antes los edificios y lo que consumirán después, para mostrar la viabilidad del proyecto.

Implicación ciudadana

La nueva compañía energética de Viladecans depende esencialmente de la <strong>implicación ciudadana</strong>. Por eso, el Ayuntamiento ha llevado a cabo un amplio proceso de divulgación y sensibilización ciudadana, a través de <strong>espacios y cursos</strong> dirigidos tanto a vecinos como comerciantes, empresas, escuelas y profesionales, para hacer entender el proyecto. <span style="font-size: 1.6rem;">De estas iniciativas surgieron muchos de los socios fundadores de la </span><strong style="font-size: 1.6rem;">Asociación Ciudadana para la Transición Energética</strong><span style="font-size: 1.6rem;">, a la que cualquiera que quiera sumarse al proyecto deberá adherirse. Una de ellas fue <strong>Mónica León</strong>, vocal y dinamizadora de la asociación, a la que entró a través de un plan ocupacional del Ayuntamiento de Viladecans, donde vive desde hace solo unos meses. "Yo venía de trabajar en una gran comercializadora como es Iberdrola, y vi que aquí las cosas eran diferentes", explica.</span>

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