Divorcioneta: más vale la felicidad a solas que la maldad compartida

Carlos de Diego

Poca broma con La Divorcioneta, porque el día menos pensado Alberto García Cebrián, abogado con formación específica de derecho privado matrimonial y con titulación en materia de nulidad eclesiástica matrimonial por la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, llena el depósito y se presenta en Barcelona. No pasará inadvertida. La Divorcioneta es un bufete con cuatro ruedas y una más de recambio que ofrece divorcios a 150 euros por cada miembro de la pareja, más económico aún si no hay hijos de por medio. Entonces son solo 100 euros. No hay letra pequeña. El precio incluye los gastos de procurador, la minuta del letrado y hasta el IVA. Que el vehículo recorra las calles del extrarradio de Madrid con un altavoz en el techo, como si anunciara la llegada del circo a la ciudad, parecerá un chiste, pero la verdadera broma de mal gusto es repasar la historia de España y pensar en esos abogados que tal vez en 1981 se oponían católicamente a la ley del divorcio y que, aprobada la norma, amasaron fortunas con la desgracia ajena.