Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

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No había visto yo en ningún concurso musical de la tele –en todo caso no lo recuerdo– que uno de los participantes defendiera su actuación cantando una saeta. Es el caso de Hugo, de 12 años de edad, de Alcalá de Guadaira, que se presentó en La Voz Kids (A3 TV), la otra noche, y eligió para su debut Madre mía de la Esperanza, una saeta clásica, con ese hermoso aire a seguiriya que caracteriza el cante de la Semana Santa. Al terminar su actuación la coach Rosario quedó subyugada. Y viendo la devoción que Hugo demostraba le preguntó si llevaba también alguna imagen de la Virgen del Rocío. Hugo contestó: «Llevo la del Nazareno», y sacó una estampa de Jesús y la besó con un fervor muy grande. ¡Ah! Desde algunos ámbitos mentales, y geográficos, podría parecer chocante que un niño de apenas 12 años de edad irrumpa en un programa del siglo XXI y concurse cantando una saeta y besando una estampa de Jesús. Algunos podrían considerar que lo suyo sería cantar Baby y besar una foto de Justin Bieber. Sería un error colosal. Sería desconocer el arraigo ambiental y cultural del sentimiento religioso, que es una cosa muy seria y no tiene edad.