Tú y yo somos tres, por Ferran Monegal

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El kindergarden eurovisivo sigue machacando el pentagrama. Este festival es a la música lo mismo que el pringante ketchup salsa rosa al cóctel de gambas. Televisión Española saca pecho porque ha logrado que esa noche la consuman siete millones de habitantes. Eso lo multiplica por cuatro todos los días del año la casa de gaseosas cola-fanta España. Mi canario flauta Papitu, que si algo tiene es un sentido musical extraordinario, nada más comenzar Eurovisión se taponó los oídos con goma arábiga. Esa tremenda noche la armonía, la melodía, el canto y el solfeo quedaron enterradas bajo un engrudo combinado de show-bussines y pirotécnia digital.