Perdón

A ver, más que perdón, que me parece un término muy duro cuando hablamos de entretenimiento, pido disculpas a mis lectores habituales de El Periódico porque prometí el viernes pasado no comentar nada esta semana sobre “La familia de la tele”. Pero a menudo los acontecimientos están por encima de las promesas. Ayer miércoles vivimos algo poco (o nunca) visto en televisión: tras SIETE programas de audiencias bajo mínimos absolutamente inesperadas y que nadie suponía ni en el peor de los escenarios, una co-presentadora y figura relevante del espacio, Belén Esteban, anuncia que desea abandonar el barco en el octavo programa en una actitud que para mi es insolidaria, cobarde y poco profesional.