El día que Julio César rompió a llorar Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

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En vista del tremendo paisaje que la clase política está dibujando sobre sí misma, en La Sexta noche han buscado en El Museo del Prado los cuadros que podrían representar lo que está pasando. En Goya han encontrado un filón. Desde aquel Duelo a garrotazos que pintó en 1819, en pleno periodo de las pinturas negras, hasta Saturno devorando a su hijo, que esa sí que es una estampa escalofriante. El experto en arte Pablo Ortiz de Zárate se fijó, no obstante, en uno del holandés Reymerswaele, El cambista y su mujer, que me parece interesante. Se ve al matrimonio contando con avidez un montón de monedas de oro que tienen sobre la mesa desperdigadas. Hay codicia en sus miradas. Yo creo que este cuadro vale para todos los líderes. Con la misma avidez que el matrimonio del cuadro, la flor y nata política se pasa el día contando escaños y haciendo cábalas. Cada escaño es oro puro para el líder del partido que lo gana.