Vivir junto a las vías en L'Hospitalet

ALVARO MONGE

Abrir la puerta de casa y sentir el rebufo de aire que causa un tren en marcha, oír tintinear las copas en la cocina al paso de un convoy, parar una conversación por el rechinar de las ruedas del ferrocarril, cruzar un puente para ir a la compra, ver a niños como los gemelos Carles y Víctor (en la foto) dar saltos de alegría cuando los maquinistas corresponden a su saludo haciendo sonar el silbato del tren, todo esto pasará a la historia si finalmente se lleva a cabo el soterramiento de las cuatro vías de las líneas de Vilanova (R2) y Vilafranca (R4) a su paso por L’Hospitalet.