Entrevista al escriror canadiense Jordan B. Peterson

JOSÉ LUIS ROCA

De alguien que denuncia vivir en una «sociedad de lloricas», reclama «la vuelta de la jerarquía» y asegura que las mujeres «solo desean tener cerca a hombres duros» es fácil esperar una presencia viril cargada de testosterona con olor a cazalla y colonia Barón Dandy. Sin embargo, la impronta personal de Jordan B. Peterson (Edmonton, Canadá, 1926) es el contrapunto de la estampa patillera del macho de pelo en pecho. Elegante en el vestir, exquisito en los modales y cortés en el trato, su imagen se compadece más con la del 'gentleman' prudente y previsible que con la etiqueta de «guardián del patriarcado» que suele acompañarle.