Concentración de taxistas frente a la Conselleria de Territori en Barcelona

ALBERT BERTRAN

Puede que todo se reduzca a una cuestión de expectativas nacidas de un temor razonable. El taxi esperaba este viernes que el Govern le diera la puntilla a Uber y Cabify con una normativa tan restrictiva que hiciera imposible la supervivencia de estas aplicaciones en Catalunya. Pero la propuesta, en forma de decreto ley que con el tiempo se musculará con una nueva ley, se ha quedado muy pero que muy lejos de esa proyección. El gremio pedía que estos servicios se tuvieran que solicitar con horas de antelación. El resto de medidas le daban igual porque con eso bastaba. La controvertida precontratación se ha quedado en 15 minutos, y claro, el sector, o una parte del mismo, ha explotado. Resultado: una "guerra" y una huelga tan indefinida como lo es su futuro.