Pintadas en la sede nacional de ERC, reivindicadas por el CDR de Les Corts

POL SOLÀ / ACN / VÍDEO: QUIM VALLÈS / ACN

Las presiones para impedir que prospere un acuerdo entre ERC y el PSOE arrecian. Las portadas de la prensa madrileña acusan a Pedro Sánchez de vendepatrias. Y, en Catalunya, a la inversa. Aquí es ERC el objeto de las iras de los guardianes de las esencias, con un matiz. Puesto que aquellos que les exigen que bajo ningún concepto ahonden en el diálogo con el PSOE son los mismos que han hecho acuerdos a medida del pragmático Miquel Iceta. El más repetido, en consejos comarcales o el de la semana pasada en Montgat, es de Junts con el PSC, con estos últimos llevándose el premio gordo. Amén de la todopoderosa Diputación, que por si sola -dos mil millones y lo que te rondaré, morena- da buena medida del verdadero alcance de esa alianza que permite al PSC retener sus bastiones y a los postconvergentes cortar el paso a ERC. Todo bendecido, en última instancia, por Waterloo. Rara vez se podrá decir con más aplomo aquello de ir a la procesión y repicar campanas.