Mujeres en la yihad

Vídeo: José Luis Roca

Ni el mujahidín era un príncipe de ojos verdes, ni la vivienda un chalé entre palmeras junto al Eúfrates. El paraíso que el autodenominado Estado Islámico prometía hace siete años a las mujeres que quisieran ir a apoyar la guerra del integrismo en Siria e Irak fue primero una vida de sobresaltos en chamizos, y se ha transformado después en una huida por el desierto, campos de concentración en áridas planicies o una durísima viudedad.