Momento en el que se cambia la pancarta con el lazo amarillo por otra con un lazo blanco en la Generalitat

FERRAN NADEU (VÍDEO: EUROPA PRESS)

Los sueños colectivos hastían y en su mayor parte solo sirven para suplir la falta de miles de sueños individuales. El sueño colectivo se manifiesta casi siempre por una tendencia al entusiasmo, la nostalgia y una perceptible falta de civilidad. Su impotencia empática convierte los sueños colectivos en un desasosiego para quienes no los comparten. Los sueños colectivos 'forofizan' los argumentos y victimizan su causa ante los presuntos designios desfavorables y los enemigos siempre inexorablemente atroces. Las pasiones futbolísticas se reconvierten en tesis políticas emocionales, que no admiten el empate y buscan la lesión. Los lazos, la bronca y un 'president' atorrante son lo único que queda de la florida utopía.