Verónica Fumanal: "En la guerra en el PP hay que elegir entre lo malo y lo peor"

No sé qué es peor para la democracia, que el PP implosione y la ultraderecha se convierta de facto en la única y más fuerte alternativa de gobierno o que el PP sea incapaz de ser un partido homologable al resto de sus socios europeos. El PP no va a ser más el partido que fue, será otro, diferente, porque este tipo de accidentes nucleares rompen orgánica y emocionalmente las organizaciones políticas. Escribo estas líneas mientras los poderes fácticos del que era hasta ahora el partido conservador más importante de España están pensando cómo atajar la sangría de votos hacia su extrema derecha. Y la cosa no es fácil: Ayuso es la líder más mediática y carismática de todos los líderes territoriales, una verdadera arma electoral contra Vox, la única capaz de ser competitiva entre sus votantes. Es más, Ayuso obtiene mejor nota entre los votantes de Vox que sus propios líderes. Sin embargo, la sombra de la duda y la acusación directa de Pablo Casado ha dañado su reputación de forma muy importante, y a no ser que la dirección actual en bloque dimita, Ayuso no tiene otra salida que salir del partido y montar su propia marca y organización electoral. El resultado de esta guerra civil es una sangría de votos hacia la extrema derecha sin sutura posible, no hay nada que penalice más electoralmente a un partido político que una crisis interna inexplicable. Así que los de Abascal permanecen silentes, quietos, recogiendo los frutos desde el sofá de sus casas.