Gabriela Wiener lee para EL PERIÓDICO un fragmento de su libro 'Huaco retrato'

Jordi Otix

En 2011, la peruana Gabriela Wiener (Lima, 1975), escritora y periodista gonzo -dícese de quien integra su propia experiencia en lo escrito-, tomó una decisión que acabaría siendo trascendental: se fue a vivir a Madrid con su esposo, el escritor Jaime Rodríguez, y la hija de ambos. Tiempo después la familia crecería de forma inusual con un nuevo modelo de relación conyugal al incorporar a la activista y música Rocío Bardají, con quien Rodríguez tuvo un hijo que Wiener considera también suyo. Una cama de tres plazas y diversas habitaciones donde encontrar intimidades alternativas son testigos de una experiencia poliamorosa que el trío llevó incluso a un escenario. La nueva vida supuso también para la autora una toma de conciencia política y fruto de ella es su nuevo libro ‘Huaco retrato’ (Literatura Random House), en el que confluyen la muerte del padre -un político y periodista que llevó una doble vida doméstica- y la figura del posible tatarabuelo Charles Wiener, un austriaco a sueldo del Estado francés que expolió tres mil huacos -cerámicas precolombinas- y llegó a comprar un niño indígena que se llevó a la Exposición Universal de París, en la que se expuso un zoo humano de personas racializadas.